Una amazona experta y elegante es la primera impresión que Belén Ibáñez transmite cuando cabalga a su mágico "Pegazo". Ella, que es una apasionada por los animales y niños, estudió Psicología en la Universidad Privada de Santa Cruz (UPSA) y su corazón solidario la llevó a especializarse en terapia asistida con animales en Estados Unidos, un área que ahora le permite dar momentos de felicidad a los infantes. Estando allá fue parte de la fundación de Ricardo Montaner "La ventana de los cielos" . "Está experiencia cambió mi vida y decidí trabajar con terapia asistida con animales en Bolivia", contó. De esta manera, hace poco inauguró el centro de equinoterapia "Volare" con la colaboración del Club Hípico.
Un objetivo lleno de paz. Cuando ella se instala todas las tardes en su lugar de trabajo con su compañero "Pegazo" la paz y los momentos sorprendentes no acaban. "Aunque suene trillado los caballos son los que me dan tranquilidad", confesó. El día de Belén empieza desde las 5:30 y no acaba hasta las 21:00 y el motivo que la mueve para levantarse temprano es que la terapia con animales sea reconocida en Bolivia. "En otros países es parte del servicio que ofrece el seguro de salud", enfatizó.
Llena de emociones. Con una vocación de ayudar a los demás y con solo 26 años se siente feliz por el rumbo que tomó su vida. "Creo mucho en el poder de los sueños", dice encantada de la vida. Enamorada de Abraham Telchi no deja de emocionarse con las tiernas acciones de los niños con los que trabaja. Hija de Fernando Ibáñez y M. Elena Justiniano, reafirma cada día su convicción de ayudar a los animales y niños con capacidades especiales en el país.
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