Nació varón, pero a los 14 años asumió una identidad femenina. Su razón y corazón siempre estuvieron de acuerdo; solo faltaba que la sociedad la reconozca como lo que era: una mujer.
Lideró su lucha y la de muchas otras; alzó la voz para ser escuchada y, después de muchos años, logró lo que tanto anhelaba: una identidad reconocida ante la ley boliviana.
Rayza Torriani, desde hace varias gestiones, ocupa el cargo de coordinadora nacional del Movimiento Trans en Bolivia. Su vida es agitada por los cons-tantes viajes a ciudades del país y el mundo; no es fácil lograr una entrevista.
En el día y la hora pactada, las 17:00, coincidimos en la puerta de su domicilio; ella desciende de un taxi blanco, arrastrando una pequeña maleta negra. Apenas abre la puerta principal, Rayza corre presurosa a su dormitorio, para quitarse los tacos y ponerse algo más cómodo.
Un poco más calmada, regresa al living. Mientras se alista para comenzar el diálogo, no puede evitar realizar un paneo visual de toda la habitación, como para cerciorarse de que todo está en su lugar. No le gusta el desorden.
Quizá la habitación no está como
le gustaría o por alguna otra razón, prefiere salir al jardín.
Allí, protegidas por la caída de la tarde, sentadas frente a frente y sin más distracciones que el sonido del flash de la cámara fotográfica de mi compañero, empieza el dialogo y -aunque no es la primera entrevista con la revista Así- hoy, tiene una actitud diferente, se la nota más segura y alegre.
Su vida cambió desde el 21 de mayo pasado, cuando el Gobierno de Evo Morales aprobó la Ley de Identidad de Género; una conquista para ella y el movimiento transexual en Bolivia.
Rayza es una mujer de estatura y contextura mediana, tiene el cabello rojizo hasta los hombros, las cejas perfiladas y no utiliza mucho maquillaje.
¿Nombre completo, por favor?, a lo que ella responde pausadamente, -tomando un poco de aire-, “Mis padres me llamaron Víctor Armando, respondiendo a lo que indicaban mis genitales masculinos; pero, con el paso de los años, comencé a autodenominarme Rayza... Rayza Torriani García”, afirma, mientras sus dedos juegan con el volado de su blusa negra y se acomoda la falda entre las piernas.
Ella nació en Yacuiba, Tarija, al sur de Bolivia, en una familia numerosa con cinco hermanos. Sus padres, Cecilio y Blanca, la cuidaron como al resto de sus hijos; pero, cuando tenía 14 años, no pudo evitar sentirse culpable por las peleas de sus padres y decidió abandonar su hogar.
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