De niña prodigio a pianista consagrada internacionalmente, Ana-María Vera ha dedicado toda su vida a la música, llegando a convertirse en una de las artistas bolivianas más importantes en el género clásico.
Ana-María Vera ha sabido combinar su pasión y su talento, con la enseñanza y las ganas de transmitir lo que aprendió toda su vida frente al piano y en los principales escenarios del mundo. Fruto de esta inquietud nace Bolivia clásica, un proyecto musical creado para incluir al país en el circuito cultural internacional. El objetivo es no solo incrementar la calidad de vida de los ciudadanos, sino también romper barreras y brindar esperanza a una nueva generación de jóvenes.
Fundada en 2011, la institución con sedes en Londres y en La Paz ha impulsado la creación de un festival internacional de música anual y una academia dedicada a los niños y jóvenes bolivianos más talentosos. “Sé que no es un trabajo fácil, pero me entusiasma muchísimo este proyecto. Me satisface poder invitar a mis colegas músicos que están en otros países y traerlos aquí para que Bolivia aproveche sus conocimientos y experiencias. Los niños son el futuro de Bolivia, no los podemos dejar ir. Por eso me dije a mí misma ¿por qué no traer maestros aquí que formen a nuevos capacitadores y a alumnos? Así podemos atacar el problema desde sus raíces”, afirma la artista que vive en Londres.
Como parte de ese fin, este año gestionó el retorno a Bolivia, después de 25 años, del violinista y director Jaime Laredo, uno de los músicos bolivianos más grandes de todos los tiempos. Una serie de conciertos en La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, en los que Vera acompañó con el piano a Laredo y a su esposa, la chelista Sharon Robinson, se convirtieron en el acontecimiento musical más importante de este 2014 en Bolivia. Hecho que se suma a los méritos de Ana-María Vera para ser considerada Personaje del Año 2014 de EL DEBER
Una vida dedicada a la música
De padre boliviano (Mario Vera) y madre holandesa (Marianna Woudstra), que fueron además sus maestros, Vera hizo su debut a la edad de 5 años al ganar el primer premio en un concurso realizado en el Conservatorio Peabody de Baltimore (EEUU). Su debut con orquesta fue a los 7 años con la Sinfónica de las Fuerzas Aéreas de EEUU. Como homenaje a su talento, el Estado boliviano la honró poniendo su imagen en un sello postal y por Resolución del Congreso Nacional desempeñó el cargo de Agregada Cultural en la Embajada de Bolivia en Francia.
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