Sunday, July 28, 2013

Jorge Del Carpio: “Es un mito la producción gigante para la exportación”



JUAN CARLOS SALINAS CORTEZ - ARICA-CHILE

Imaginación e irreverencia son las claves de Jorge Del Carpio, un paceño que encontró en Arica la respuesta para poder exportar hilo fino de llama y dar rienda suelta a sus proyectos y lograr del Gobierno chileno el apoyo para emprender la venta de un producto con valor agregado y con una historia que cautive a las personas del mundo que gustan tejer y buscan hilos ‘exóticos’.

Inquieto, bajo de estatura, con un acento que mezcla el inglés, francés, tonada paceña y algo de chileno, Del Carpio prefiere caminar mientras cuenta su experiencia y asegura que Chile es un excelente imán que capta y los financia a cambio de que la marca país sea respetada.

¿Cómo empieza todo esto?
La historia es larga, espero que tengas tiempo. En Bolivia logré una buena experiencia empresarial, pero cuando quise ir más allá surgieron las trabas. No podía acceder a financiamientos, los mercados para los productos bolivianos se cerraban.
Todo esto me asfixiaba, lo que me obligó a buscar otro lugar, a pensar cómo emprender un proyecto propio, con historia y valor agregado. Algo que se logra con imaginación y mucha irreverencia.

¿Por qué Chile?
¿Y por qué no? Si es uno de los países que más tratados de libre comercio tiene. Decís Chile y todo se abre, dices Bolivia y las aduanas del mundo se cierran.
Elegí este país porque descubrí que a nadie le importaba el tema de los camélidos (llamas y alpacas), venían los gringos y se llevaban por algunos dólares animales vivos. Tal fue la cantidad que de las 55.000 llamas que tiene este país casi un 30% (16.500) se fue a EEUU y a la UE y eso empezó a preocupar al Gobierno, que cada vez daba más plata a los campesinos, pero estos seguían vendiendo a sus animales. Fue ahí que dije: ‘Cara ...’ , es mi oportunidad.

¿Por qué?
Pues como era socio de la empresa boliviana Fibras Andinas y esta estaba quebrada, me propuse comprarla y para conseguir el dinero vendí mi casa, me endeudé, pero logré mi objetivo, con la certeza de que en Arica me iban a ayudar.

¿Y por qué esa certeza?
Esta es la mejor parte. Antes de comprar Fibras Andinas, vine a Arica y participé en un concurso de emprendedores, en el que presenté un producto novedoso con valor agregado que de paso iba a ayudar a la comunidad aimara y al Gobierno chileno. Era como decirles yo tengo lo que buscan, tengo la posibilidad de industrializar el hilo de llama, algo que jamás se hizo en la región. ¡Y gané... gané!, y con esa certeza me vine con mi guitarra, mi computadora y una idea para preparar mi estudio de prefactibilidad.
Ya caminamos casi 20 minutos y Del Carpio me lleva a la Universidad Tarapacá y me muestra cómo el programa de emprendedores que lleva adelante el Gobierno no es un discurso político. En esta universidad hay afiches incentivando la creación, se ofrecen premios de hasta $us 40.000, se ofrece ayuda técnica, asesoramiento impositivo y, lo más importante, se ofrece un mercado.

¿En que consistió ese estudio?
Bueno, más que nada se trata de un proyecto audaz en el que nadie se animó a participar porque todos pensaban que para exportar hacía falta una producción gigante, y ese es el mito que tienen todos al pensar que se debe producir de esa forma porque el mercado así me lo va a requerir.

Entonces armé mi estudio de prefactibilidad en el que buscaba diferenciarme de Bolivia y Perú, que se matan por el hilo de alpaca y no les interesa el de llama, y ahí surgió la posibilidad de trabajar con este producto bajo la técnica de ‘descerdar’. Es decir, rescatar lo mejor de este hilo y sacar una fibra de calidad. Luego pensé en el mercado y descubrí que el tejido a mano, ese que hacía tu abuela, sigue vigente pero ahora ya no lo hacen por necesidad, sino por pasatiempo. Solo en EEUU hay unas 800.000 personas que gastan cada año en promedio $us 800 en lanas.

Es ahí que armo mi plan, donde propongo ofrecerles hilo de llama de calidad, un producto exótico, de un lugar lejano como los Andes. Entonces creo un historia detrás de mi producto y no como los chinos, que solo dicen: “Balato, balato”. Ahí lo chilenos paran las orejas y ven que mi plan tiene sentido y me dan un capital semilla, es decir, me comprometen con el país.

¿No hay marcha atrás?
Exacto, es ahí cuando se pone en juego tu temple, más cuando uno es boliviano que viene con una idea innovadora. Si hubiera sido suizo, otro era el trato ya que empezaron con los
estereotipos, las dudas, pero con mi trabajo les demuestro mi capacidad y me gano un concurso de $us 40.000, en el que por estrategia lo presenté como chileno.

¿Cuanto cuesta el hilo y qué cantidad exportas?
Acá en Chile los 100 gramos los vendo a $us 14 cuando la mejor alpaca no cuesta más de $us 3, pero esto es posible porque les hago entender que mi producto es mejor. Para exportar apunto a una producción de 1.000 kilos por mes, es una oferta pequeña que rompe la falsa idea de que para estar en el mercado de EEUU se necesitan toneladas. Ofrezco el más fino hilo de llama, no cantidad, ese es mi logro.

¿Y qué otro apoyo del Gobierno tiene?
Esta aventura me requirió una inversión de $us 1,5 millones, que debo recuperar. Entonces en la zona franca industrial de Arica no se pagan ciertos impuestos o te cobran en cuotas. Pero lo más importante, cada día abren nuevos mercados

Protagonista

Jorge Del Carpio / Ingeniero mecánico
Emprendedor estudios en el colegio alemán
Del Carpio, luego de terminar la secundaria, se fue a estudiar a EEUU; domina tres idiomas (inglés, francés y alemán). Desde jóven se interesó por los emprendimientos y los desafíos empresariales, fue uno de los primeros en el país en vender celulares a través de la empresa Telecel. Luego incursionó en la industria textil con Fibras Andinas, que por motivos de administración perdió competitividad y que luego la compró.



No comments:

Post a Comment