Thursday, May 26, 2016

José André regresa al Kennedy Center con un concierto de jazz

El niño prodigio boliviano José André Montaño sigue cosechando éxitos. El pequeño pianista, que tiene 10 años y es ciego, tocará por segunda vez en el Kennedy Center, en Washington DC, Estados Unidos. El recital se realizará el próximo 29 de mayo, en el marco del festival "Ireland 100”.

"Será un verdadero placer participar de este maravilloso evento junto a mi amigo Jason Moran. Los esperamos este domingo en The John F. Kennedy Center”, escribió el músico en su cuenta oficial de Facebook.

En marzo del año pasado, el pequeño presentó por primera vez un concierto en el Kennedy Center, en el marco del Festival Iberoamericano de la Música.

"Ireland 100” es un festival que forma parte de la celebración mundial del centenario del levantamiento de Pascua de 1916, que condujo a la independencia de Irlanda.

El 2014, el representante del Banco Mundial en Bolivia, Faris Hadad, empezó a gestionar un proyecto para ayudar y promover el talento del pequeño. "José André tiene el potencial para ser una persona histórica en el mundo de la música. Para mí es un honor ayudarlo”, declaró en esa oportunidad.

El talento de José André también conquistó corazones en países como Perú y Chile. Después de sacar su primer disco, cautivó la atención de la prensa internacional y concedió entrevistas a medios internacionales como la BBC de Londres, El Comercio y O Globo, entre otros.

Hace dos años, el pequeño José André ganó una beca para el workshop de jazz Berkleyontheroad, que se realizó del 18 al 21 de noviembre en la Escuela Souza Lima, una de las instituciones de música más prestigiosas de Sao Paulo (Brasil).

"Estoy muy feliz. Este año he viajado a Brasil y ha sido una experiencia maravillosa. En Brasil, la gente es muy carismática y muy fiestera. Cada vez que tocas una canción la gente empieza a aplaudir y cantar. Ellos se sintieron muy felices cuando me escucharon interpretar el bossa nova”, dijo el niño en una entrevista anterior.

El 2013, el pianista prodigio grabó y estrenó su primer disco titulado Ama a todos. El álbum fue grabado en el estudio Quinto Sol, propiedad del compositor y productor Manuel Rocha, en la ciudad de Cochabamba.

El álbum tiene 12 temas, tres compuestos por José y el resto son de autoría de sus músicos preferidos, como Óscar Peterson, Michel Camilo y Herbie Hancock, entre otros.

Tuesday, May 24, 2016

Jaime Mendoza es destacado en Fuentes


Una publicación de la revista Fuentes rinde homenaje al primer escritor boliviano que se caracterizó por la lucha de los derechos humanos e incursionó en lo que se denominó: realismo social.
Jaime Mendoza Gonzales (Sucre, 1874 -1939), según una nota de prensa enviada por el Archivo Histórico de Catavi, fue un escritor humanista entregado a sus ideales y al servicio de la justicia social. Se le atribuye ser el primer escritor boliviano que incursionó en el llamado realismo social.
Un escritor que siempre defendió los derechos de los mineros que eran explotados bajo un sistema de producción capitalista que la empresa Patiño Mines and Enterprises Consolidated estableció en Uncía y Llallagua.
El número 42 de la revista Fuentes, editado bimestralmente por la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional, destaca en sus páginas al médico y escritor chuquisaqueño Jaime Mendoza no solo con la intención de hacer un homenaje póstumo, también para que la población joven de Bolivia tome conocimiento sobre la riqueza histórica y cultural que existe en el país.
Mendoza trabajó como galeno en el hospital de la Empresa Minera de Simón I. Patiño, donde escribió su novela: En las tierras del Potosí, cuya primera edición fue prologada por Alcides Arguedas y publicada en España en 1911. La revista Fuentes fue presentada el viernes 20 de mayo en el Salón de Espejos del Gobierno Municipal de Uncía con la participación de importantes personalidades de Comibol, archivos y otros.

Reconocen a 17 "ciudadanos predilectos de Sucre"

En reconocimiento a su trayectoria y servicio a la comunidad, el Gobierno Municipal, en una sesión de honor en homenaje a los 207 años del Primer Grito de Libertad de América Latina, entregó distinciones a 17 personas con el título "Ciudadanos predilectos de Sucre" y confirió la condecoración Heroína Juana Azurduy de Padilla con el grado Palmas de Oro a 11 instituciones.

En la ceremonia que se realizó ayer por la tarde, en el Salón Rojo del Palacio Consistorial, el Alcalde y los concejales entregaron los reconocimientos en medio de aplausos de decenas de invitados.

“Es precisamente en estos actos, públicos y abiertos donde la sociedad chuquisaqueña muestra su entereza, su fortaleza, porque es capaz de reconocer a los mejores hombres y a las mejores mujeres y a las mejores instituciones, esa característica de una sociedad fuerte”, manifestó el alcalde Iván Arciénega en su discurso de circunstancia.

Monday, May 23, 2016

Ingerbor Kremser, 15 años de servicio social

Visión de colaboración deseo de mejorar su país

Después de vivir más de cuatro décadas en Alemania, Ingerbor Kremser retornó a Cochabamba, para trabajar como voluntaria en varios clubes y organizaciones.

El reloj marca las 18:00, la brisa del atardecer trae consigo un aire helado, que se siente más fuerte en ese lugar, quizá porque la casa está ubicada cerca a las faldas del Tunari, en la urbanización Bella Vista.

Sin embargo, para Ingerbor Kremser - acostumbrada al invierno europeo- este clima es ideal y parecido al que tiene Alemania en verano. Quizá por eso, esta mujer de 78 años, que se encuentra en su jardin, viste una falda pantalón, sandalias y una blusa fina sin mangas, que deja ver el bronceado de su piel; mientras que una está más abrigada por la temperatura baja.

Con una amplia sonrisa, Ingerbor Kremser Koehler, “Inge” -como prefieren llamarla sus familiares y amigos más cercanos-, nos invita a ingresar a su hogar. Desde la antesala se observan muchos objetos que adornan

las paredes y los muebles; recuerdos de los muchos lugares que recorrió por el mundo y que hoy la acompañan como fieles compañeros.

Varias cerámicas de una excavación arqueológica de Chancay, a 76 kilómetros al norte de Lima; artesanías que compró en África, cuadros telares que se trajo de Panamá y muchos otros, son parte de la historia de su vida.

DEJANDO EL HOGAR

“Inge” nació en Cachuela Esperanza en el Beni, el 20 de febrero de 1938; primogénita de los esposos Luis Kremser y Adelina Koehler. Su familia se completaría con la llegada sus hermanos: Francisco y María Cristina.

Con la intención de brindarles una mejor educación a sus hijos, en 1944, la familia Kremser Koehler se traslada a Cochabamba.

La hija mayor -que tenía seis años- ingresa al internado de las monjas del Santa María. “Me quedé hasta segundo año de secundaria, durante ese tiempo disfruté del amor y cariño de los míos”, recuerda Kremser con una nostalgia marcada en la mirada.

A los 13 años, sus padres deciden mandar a “Inge” con una tía en Alemania para que termine allá el colegio

y estudie una carrera profesional.

Pero no fue así, el destino le tenía preparado otro camino.

En 1954, egresó del colegio estatal en Hamburgo, Alemania. Ella tenía la firme intención de inscribirse a la universidad; pero sus padres le piden que retorne a Bolivia, para tomar las riendas del negocio que tenían como familia: la representación de la línea alemana Bayer.

Todo estaba planificado para su viaje hasta que en 1956 conoció a Dieter Borchers; a los pocos meses de relación se comprometieron. “Fue una decisión repentina, pero la más feliz de mi vida”, señala con una sonrisa en los labios.

Así, sienta sus raíces en Alemania, donde nacen y crecen sus tres hijos: Hans Christian, Carl Ludwig y Thomas Andreas. Estuvo casada 37 años; tiempo en el que compartieron viajes, presentaciones culturales y muestras artísticas por todo el mundo, gracias al trabajo que tenía su esposo.

En 1994, Inge vive una de las experiencias más dolorosas de su vida: la pérdida de su esposo, quien enfermó de un cáncer. Si bien su deseo era retornar

a su país al poco tiempo, recién pudo hacerlo 14 años después; ya que su suegra que estaba delicada y ciega quedó a su cuidado.

Voluntariado y entrega

En 2001 llega a Bolivia, cargada de muchas experiencias de vida y con sus objetos más preciados.

“No pude dejar nada en Alemania, me traje todo; es que cada uno de esos objetos tiene su historia y un recuerdo especial”, aclara Kremser.

Comienza a trabajar con el Club de Leo- nes Cochabamba Unión. Es su presidenta desde el año 2005 al 2008, tiempo en el que impulsó la creación del colegio en la Organización Territorial de Base (OTB) San Ignacio, en el distrito 9, subalcaldía de Itocta.

“Era un lugar alejado, no había nada, parecía un desierto. Con un pequeño aporte de la Embajada de Alemania logré comenzar la edificación de cuatro aulas”, recuerda Inge.

Actualmente, esa infraestructura triplicó su tamaño y la inversión también se incrementó; ahora la escuelita cuenta con una de las mejores edificaciones del distrito, con canchas deportivas y un tinglado.

“Empezamos a trabajar con 15 alumnos; ahora alberga a 1.200 niños, ya graduamos a dos promociones”, dice Kremser, quien aún recuerda cuando la creían “loca” por su proyecto.

Además de velar por la educación de los niños y adolescentes en esa comunidad, Inge Kremser instaló una posta sanitaria, donde el personal médico se encarga de las campañas de vacunación, desparasitaciones y otros temas de salud.

La vida de Inge Kremser Koehler está marcada por el trabajo social y voluntariado. Es una de las pocas “damas de rosa” que apoyan en el Hospital Viedma a los niños que padecen de cáncer. Además es voluntaria en la institución de “Ayuda al Sordo”. Además de trabajar con diferentes organizaciones sociales y culturales, ella sigue ayudando a su prójimo en lo que puede.

Si bien su mayor riqueza -sus hijos- se quedó en Alemania, esta beniana de corazón halló su lugar en Cochabamba, porque aquí encontró su verdadera vocación: el trabajo social en beneficio de los más necesitados.




GALARDÓN ANDINO A LA EXCELENCIA PARA ARIAS MEDICAL


El reconocido médico Luis René Arias Villarroel, de Arias Medical Clinic, recibió el "Galardón Andino a la Excelencia" y el premio internacional "Calidad Total en el Mundo", otorgado por el Instituto de Latinoamérica y el Mundo.

La ceremonia se cumplió en los salones de la Cancillería, donde también fueron galardonados profesionales y empresas de diferentes rubros.

"Sinceramente me siento lleno de emoción y satisfecho por el trabajo que realizamos para mejorar la calidad de vida de nuestros pacientes. El recibir estos premios nos impulsa para continuar nuestro compromiso con la sociedad, ya que reconocimientos tan importantes como estos son una inyección de energía, de motivación para seguir haciendo el trabajo y llegar a toda la población a nivel nacional", dijo el profesional.

Por otra parte, el flebólogo hizo extensivo el reconocimiento a todo su equipo de trabajo. "No soy el único que hace esta labor, también incluye a médicos, enfermeras, gente de la parte administrativa y personas de la prensa. Es un trabajo en conjunto".

Luis Arias es experto en el tratamiento de várices mediante el novedoso método de la crioescleroterapia. "Me encuentro sinceramente lleno de satisfacción al estar en un momento tan especial de mi vida. Siento que avanzamos muy rápido, porque tenemos 8 clínicas y 2 por inaugurarse a nivel nacional. Siento que es una labor titánica, un trabajo que se hizo muy intenso, porque prácticamente trabajamos 24 horas, ...vamos bien. Viendo las patologías que hay en el país, nos damos cuenta que necesitamos más gente para formar parte de Arias Medical Clinic", dijo el médico a El Diario

El galardonado comentó que tiene en mente muchos proyectos en Bolivia y expresó su deseo por lograr el récord guiness de pacientes atendidos, 20 mil pacientes.

Wednesday, May 18, 2016

Estudiante boliviana “Sueña ser astronauta” tras ganar premio de NASA

Alina Santander Vinocurova, joven boliviana que ganó el premio de la NASA, por construir un vehículo espacial en Huntsville, Alabama (EEUU) entre 2015 y 2016, en conversación que sostuvo con EL DIARIO, expresó que “desde niña soñó con ser astronauta y aún mantiene ese deseo”.

Alina, boliviana de madre rusa, cursa el quito de secundaria en el colegio Amor De Dios y ganó medalla de oro en Astronomía y Astrofísica de la Olimpiada Científica Estudiantil y se postuló al campamento Space Education Institute en Alemania, donde fue la primera boliviana en representar al país.

La ganadora del premio Jesco Von Puttkammer comenta cómo al recibir el premio, junto a su equipo no podía creerlo, pero ahora piensa que debe poner todo de sí para lograr uno de sus objetivos que es convertirse en una mujer astronauta. “Mi sueño desde pequeña fue llegar a ser astronauta y que ahora sigo con la misma idea, me encantaría incursionar en la ingeniera aeroespacial”, aclaró.

PREPARACIÓN

El campamento organizado por el Space Education Institute se preparó en 2015, paralelamente aprendió como se construye un automóvil lunar, para la competencia de la NASA, en el que su conocimiento de ruso, alemán, inglés y español la benefició mucho.

En Bolivia, con miras al concurso “Jesco Von Puttkammer”, a lo largo de un año, realizó una serie de proyectos, sobre la temática que le asignaron, en base a sus inclinaciones y potencialidades, como su interés en las unidades espaciales y la primera Base Lunar en Marte.

Además, se preparó físicamente para superar los supuestos retos físicos, que como piloto debería sortear en una base lunar, la preparación física se basó en entrenamientos físicos en un gimnasio paceño. Alina debía enviar reportes diarios de su trabajo tanto de los proyectos como en su preparación física.

En abril viajó a Estados Unidos para la competencia de la NASA, donde presentó el diseño del vehículo, construcción y demostración de pilotaje. Ella como piloto debía no solo conocer las 5 reglas y 10 obstáculos de la competencia, sino también conocer cada una de las partes y el mecanismo del vehículo lunar.

Sunday, May 1, 2016

Tía Alicia’ da consuelo en el hospital de niños



Es la única luz de esperanza para las atribuladas y desorientadas madres que llegan al hospital de niños Mario Ortiz con sus pequeños enfermos.

Desde su escritorio junto a la central telefónica Alicia Claure Dorado de Bazán perifonea a los médicos y enfermeras de turno, si no es escuchada recorre por los pasillos y salas hasta encontrar a alguien que auxilie a los chicos que llegan en brazos de sus madres a las que les habla para calmar los ánimos.

Criticada y también alabada por su forma de ser, la ‘tía Alicia’, como terminan llamándola sus pequeños amigos que le regalan una sonrisa a cambio de un caramelo, se mantiene en el puesto de recepcionista desde hace 15 años, pese a que es enfermera auxiliar hace 38 años, formada en la escuela que antes funcionó en el hospital de niños y que desde 1988 fue trasladada al San Juan de Dios donde continúa formando profesionales.

El apodo por el que la conocen sus familiares y amigos es Kitty, el cual no le desagrada a esta mujer de 57 años, nacida el 17 de octubre, de padre orureño, Eduardo Claure Cuevas, que fue chofer, y de madre beniana (de Magdalena), Gladys Dorado Moreno, de ocupación modista, los cuales criaron siete hijos, siendo Alicia la tercera.

“Siento que desde niña mi misión fue la de servir al que más lo necesitaba, por ello siempre quise ser enfermera o profesora, pues quería curar y enseñar”, recuerda.

Al provenir de un hogar con muchas necesidades, pero con sólidos cimientos éticos, desde los 15 años, en sus vacaciones, trabajaba en la entonces posta Santa Rosita, donde entregaba fichas de atención. Al pasar el tiempo veía y participaba de las curaciones y cómo colocar inyecciones y sueros, siendo alentada por las enfermeras y médicos de origen belga que en el centro atendían.

Empática
“Siempre me pongo en el lugar de las madres cuando llegan con sus niños enfermos, quizá porque me crie en una familia grande; les di amor a mis sobrinos y luego a mis tres hijos que nacieron cuando con mi esposo juntamos dinero para darles comodidad”, agregó.

Cada día los problemas son diferentes y todos le importan, es por ello que tía Alicia ayuda en lo que puede para buscar una solución, es decir, protagoniza pequeñas campañas, siendo conocida por las damas de Davosan, de la hermanita Francisca y del recordado padre Mateo Bautista que, junto con las Damas Argentinas, dotó de una moderna sección de Emergencias a su nosocomio.

“Me encanta mi trabajo, servir a la gente es mucha cosa, desde la central telefónica atiendo y oriento a los familiares y a los enfermos, pues eso es lo que buscan en el hospital, aunque a muchas colegas no les gusta mi forma de ser”, finalizó.


Gonzalo Ruiz Martínez: impulsor de la educación universitaria

Los años 1986 y 1987 fueron cruciales para Gonzalo Ruiz Martínez, quien había renunciado a su trabajo como docente en la Universidad Mayor de San Simón, para comenzar a hacer realidad su sueño... un sueño que se fue germinando en su mente y su corazón. Él sintió que era el momento para hacerlo y no se equivocó.

En octubre de 1988 logra fundar la Universidad Privada del Valle (Univalle),

un centro de estudios superiores que permitiría a los jóvenes bachilleres tener una formación profesional sin paros ni huelgas; además de cumplir el 100 por ciento de la programación analítica.

Han pasado casi tres décadas desde entonces, el proyecto Univalle creció y se consolidó como una Universidad de prestigio. No obstante, Gonzalo Ruiz apuesta por más, y en el 2017 inaugurará un nuevo edificio en la avenida América, donde funcionará los departamentos de pre y postgrado, un nuevo hospital y el canal de televisión.

Este hombre de 74 años apostó por mejorar la educación superior, con el apoyo de su familia, que se ha convertido en su apoyo e impulso para continuar su visión de vida.

SU HISTORIA

Nació en 1942, en el seno del hogar

del doctor Raúl Ruiz Gonzales y Guillermina Martínez Ferrufino, quienes ya tenían a sus dos hijos mayores, Álvaro y Raúl.

Estudió la primaria en la escuela Juan Crisóstomo Carrillo y la secundaria en el colegio Bolívar, de donde egresó el año 1976.

“Tenía inclinación por la carrera de geo- logía, por eso, me fui a la ciudad de La Paz para estudiar en la Universidad Mayor de San Andrés. Luego de un tiempo de estudio, en 1960, gané una beca en la Unión Soviética, en Moscú”, añade. “Estuve cinco años allá, me fue muy bien y egresé como ingeniero Geólogo, con la especialidad en Prospección de Yacimientos Minerales”.

Retornó al país en 1965 y, como tenía una carrera innovadora para la época, fue contratado para dictar cátedra en Geoquímica, Yacimientos minerales del mundo, Geología general y cálculo de reservas, en la Universidad Tomás Frías de Potosí,

Se quedó en esa ciudad por seis años consecutivos, hasta 1971, cuando decidió retornar a Cochabamba.

un nuevo hogar

Durante el tiempo de estancia en Potosí, Gonzalo Ruiz también conoció el amor, “en aquel entonces, los círculos sociales de esa ciudad eran pequeños y conocí a Julia Emma Ostria Yáñez,

-una viuda con dos hijos-, y empezamos a enamorar; luego de un año de relación contrajimos nupcias en 1968”, rememora Gonzalo, en ese “sí quiero”, Gonzalo Ruiz también aceptó el rol de padre de los dos hijos de Julia Emma.

A partir de 1969, empezaron a llegar sus otros hijos, Sandra Marcela, Gonzalo Vicente y María del Pilar Ruiz Ostria, por los que comenzó a trabajar.

Para él, su rol de paternidad era muy importante y se vio comprometido: “tenía cinco hijos y una esposa por quienes luchar”, recuerda.

En 1970, durante el gobierno de Hugo Banzer Suárez, lo apresaron en su condición de docente universitario, “tenía que firmar en la Policía todos los días, tanto en la mañana como al final de la noche. El resto de la jornada me dedicaba a estudiar en la Casa de la Moneda, por el lapso de seis meses.

En ese momento surgió la posibilidad de volver a su tierra.

De retorno al valle

Apenas levantaron la orden de residenciación en Potosí, la familia Ruiz Ostria retornó Cochabamba en 1971.

Los primeros meses Ruiz Martínez trabajó como consultor, hasta que ingresó a trabajar en la Fábrica Boliviana de Cerámica (Faboce), donde llegó a ocupar el cargo del Gerente de Producción. Paralelamente a esta actividad, también comenzó a trabajar como docente universitario en la UMSS, lugar donde comenzaría a germinar la semilla de la creación de una universidad privada.

“En 1974 ingresé como catedrático titular de esa casa superior de estudios, mediante examen de competencia y oposición. Durante ese periodo fui dirigente de los docentes y miembro del Consejo Universitario”, asegura Ruiz; posteriormente fue invitado a dirigir el canal universitario, donde comenzó a ver desde otra óptica la carrera de comunicación social.

“Sentí en carne propia la crisis que existía en el sistema universitario,

la irregularidad en la formación que recibían los bachilleres, por los constantes paros, huelgas y cierre del campus por factores políticos y otros más”, asegura Ruiz.

Poco a poco, la idea de crear una universidad privada comenzó a cobrar más fuerza, y es así como presentó su renuncia a San Simón en 1986.

“Me fui por ética y porque tenía que estructurar una oferta académica”, señala Gonzalo Ruiz.

Es así como el 4 de octubre de 1988 funda la Universidad Privada del Valle, con la Resolución Suprema 205336 de fecha 4 de noviembre de 1988, firmada por el entonces presidente constitucional de la República, Dr. Víctor Paz Estenssoro.

“Yo le coloqué el nombre a mi universidad, en homenaje a la tierra que me vio crecer; comenzamos con seis carreras ingenierías Comercial, de Alimentos, Comercial e Industrial, Comunicación y Periodismo, Auditoría y Administración de Empresas”.

Univalle comenzó a funcionar en un edificio alquilado de la calle Calama, mientras Ruiz buscaba un terreno para comenzar a construir el campus.

En 1990 adquirió varias hectáreas en Tiquipaya y comenzó a edificar la actual universidad.

NO HAY TEORÍA SIN PRÁCTICA

Una vez que se crearon las carreras de Medicina y Odontología en 1990, Gonzalo Ruiz vio la necesidad de contar con un hospital de referencia.

En 1996 se empezó con su construcción, el mismo que fue inaugurado en julio de 1998, por el entonces presidente Hugo Banzer. “Estábamos orgu-llosos, porque era el primer hospital universitario de Cochabamba”, asegura Gonzalo Ruiz.

Para este hombre visionario no podía existir la teoría sin práctica, por lo que fue dando forma a nuevos proyectos vinculados al fortalecimiento de los conocimientos universitarios.

Es así como con el transcurso de los años se fue creando el canal de televisión, para que sea el centro de refe-rencia de la carrera de comunicación, de igual manera, con esa misma visión es que se creó la planta de alimentos y otros más. Un verdadero reto.


Científico boliviano descubre gen contra dos enfermedades

El hematólogo- oncólogo Ariel Amaru Calzada, a la edad de 31 años, es un científico boliviano descubridor de la funcionalidad de un gen que interviene en el origen de las enfermedades neoplásicas y mieloproliferativas. En entrevista con EL DIARIO, aseguró que su deseo es trabajar por la medicina y la investigación en nuestro país.

El profesional en hematología y oncología realizó su formación en la Universidad Mayor de San Andrés, UMSA. Se especializó en la Universidad de Milán, Italia. A su corta edad, realizó dos valiosos aportes científicos para la medicina.

“He descubierto la funcionalidad de un nuevo gen que interviene en el origen de las enfermedades neoplásicas y mieloproliferativas. Fue un descubrimiento circunstancial e importante durante mi formación”, dijo el entrevistado.

Amaru contó que en el inició, su investigación estaba dirigida a la creación de un nuevo medicamento (HDAC inhibidor), con proyección a lograr la cura para las enfermedades neoplásicas y mieloproliferativas.

Dichos males son un grupo de enfermedades por las que la médula ósea produce demasiados glóbulos blancos. Para detectar (encontrar) y diagnosticarlos se utilizan pruebas que examinan la sangre y la médula ósea.

Sin embargo, durante su investigación, ésta tuvo un giro circunstancial, porque encontró la función del gen como una de las causas de las dos enfermedades, que se presentan con frecuencia. Motivo que lo llevó a realizar una segunda investigación para crear dos medicamentos que puedan coadyuvar con los padecimientos.

“Al descubrir el gen que provocaba las enfermedades, logró producir dos medicamentos Givinostat y Hydroxyurea para pacientes con enfermedades mieloproliferativas. Actualmente, se realizan estudios clínicos para ver su efectividad”, dijo.

Ambos descubrimientos lo hicieron ganador de un premio por parte de la Sociedad Americana de Hematología, donde expuso su investigación, en un congreso donde participan los mejores investigadores científicos.

Las investigaciones le permitieron ser miembro honorario en Bolivia de la Sociedad Americana de Hematología, además le otorgó paso para ingresar a la Sociedad Americana de Oncología, con grado de magister en investigación oncológica.

Entre otras distinciones le otorgaron también un premio monetario, que lo utiliza para fomentar a los jóvenes en la investigación científica. Entre otras cosas, consiguió también incluir su investigación en dos revistas médica de renombre a nivel mundial “Elsevier”.

En la actualidad, Amaru forma parte de la primera unidad de subespecialistas en diversos tipos de cáncer que crearon en la misma unidad donde trabaja, para aplicar la llamada terapia biológica que, a diferencia de la quimioterapia, ataca sólo a las células dañinas.

El científico aseguró que su deseo es lograr más por la medicina a través de la investigación. “Existen muchas cosas por hacer en nuestro país por el bien de una sociedad. Cuando a una persona le dan un diagnóstico de cáncer, la familia y la economía juegan un rol muy importante, a eso se debe acompañar con la ayuda médica profesional y de última generación”, concluyó.