Saturday, March 25, 2017

Boliviana se destaca en el cine independiente en EEUU


María Mealla (33) siempre supo que lo suyo estaba ligado al arte, por eso cuando salió bachiller en La Paz decidió emprender su aventura rumbo a Texas (EEUU), a estudiar Dirección de teatro, pensando que se dedicaría a ello, pero las únicas oportunidades laborales estaban ligadas al cine. La atrajo.
Aclara que lo que más hace es cine independiente, también comercial, pues si bien la mayoría de los contratos se hacen a través de instituciones en Hollywood, su base se encuentra en San Francisco, donde lidera Cinefemme, una organización nacional de apoyo y patrocinio a mujeres cineastas.
“Aprendí sola a hacer películas. Me reuní con personas que estaban cansadas de los filmes comerciales y poco a poco fui aprendiendo”, cuenta.

Ganando terreno
En 2013 Women and cigarettes (Mujeres y cigarrillos) fue su primer largometraje, del que además escribió el guion.


La comedia romántica relata la vida de David, el hijo del medio de una familia acaudalada y exitosa. Él trabaja como vendedor de maquillaje puerta a puerta cuando conoce a Sarah, una aspirante a fotógrafo, cuyo oficio es ser stripper.
“Ahora que pienso en mi primera película, siento que fue como mi escuela de cine. Me metí a escribir y filmar una comedia romántica sin tener idea cuán difícil iba a ser. He envejecido 10 años en tres con ese filme (risas)”, relata.


Para agosto de este año comenzará en San Francisco el rodaje de su segundo largometraje, Bring me an avocado (Tráeme una palta), en el que actuará como protagonista el actor boliviano radicado en EEUU Bernardo Peña, acompañado de Ashley Spillers, que ahora tiene un papel en la serie Vice principals, en HBO.


El drama trata sobre la violencia de armas de fuego en las ciudades estadounidenses.
“En este momento estamos finalizando el casting, los permisos y las locaciones específicas. Vamos a movernos para que se vea en Bolivia, pero un paso a la vez porque primero hay que terminarla”, señala.

Varios proyectos
Entre ambos largometrajes, María ha realizado más de una docena de cortometrajes, algunas veces como directora-guionista y otras como productora, que han sido vistos en diversos festivales de cine independiente en EEUU.
“Vivo de esto y me siento muy afortunada de poder ganarme la vida haciendo algo tan bonito y divertido”, finaliza


Friday, March 24, 2017

El ingeniero de sistemas boliviano que trabaja en Google

Trabaja en el campus principal de la compañía que tiene el buscador más usado del mundo.

Todos los días un bus transporta a Sergio Collazos Iriarte a esta especie de ciudadela ubicada en Mountain View, que forma parte de Silicon Valley, en California (Estados Unidos), en la que se desempeña como ingeniero de software para Google.

Hace siete meses trabaja en la aplicación de Chrome para iOS, un navegador web desarrollado por Google para el sistema operativo móvil de Apple. En este momento está diseñando un componente para implementarlo en este servicio.

A los 27 años este cochabambino se encarga de programar para esta aplicación además de corregir errores y analizar datos de uso. Sus labores incluyen la creación de documentos de diseño, planeación, coordinación interdisciplinaria con personal de otras áreas y equipos, entre otros.

"Me contactaron desde Google y empecé el proceso de siete entrevistas. Unos meses después me hicieron una propuesta, decidí aceptarla y ahora vivo en San Francisco (...). Para mí, trabajar en esta aplicación (Chrome) es muy emocionante porque tiene casi 100 millones de usuarios al mes”, describe Collazos.


Google es una compañía especializada en los productos y servicios relacionados con internet, software, dispositivos electrónicos y otras tecnologías. En junio de 2016 Google superó a Apple en la lista de las marcas más valiosas del mundo, según la consultora Millward Brown, al alcanzar un valor de 229.198 millones de dólares.

La experiencia Google

Confiesa que al inicio trabajar para esta compañía fue un choque muy grande y tuvo que acostumbrarse a aprender constantemente, pero ahora lo disfruta muchísimo.

El campus de Google, donde trabaja Collazos, es un ejemplo de evolución laboral. La burocracia de los horarios, trámites para solicitar equipos ha sido reemplazada por la política de confianza y brindar espacios como restaurantes, gimnasios, barberías, lavanderías, billares y hasta lugares donde se puede tomar una siesta, todo en forma gratuita para los trabajadores.

Cuando se le pregunta qué cree que vieron en él, durante las entrevistas, para contratarlo en Google, su respuesta es clara.

"Ayuda mucho tener bases sólidas de conocimiento, de programación y diseño en mi caso. A ellos les importa mucho tener un buen ambiente laboral, se fijan si la persona trabaja bien en equipo y es un buen compañero, si pueden confiar en ella”, indica.

Otro detalle que considera importante es que la persona demuestre lo que sabe, y que en algunos casos tenga experiencia, no tanto a qué universidades asistió.

La naturaleza de crear

Collazos no fue el estereotipo de niño cuyo mundo era estar frente al monitor de la computadora, pero durante el tiempo que pasaba utilizándola descubrió que quería diseñar, crear páginas web y juegos.

"Fue la curiosidad por crear algo que no es tangible, no lo puedes tocar, pero que existe y puede ser utilizado por personas en todo el mundo. Era algo que me motivaba”, recuerda el qhochala.

Antes de graduarse del colegio San Agustín en su ciudad natal tenía como principal opción estudiar ingeniería de sistemas. Fue cuando se enteró en su colegio que había la posibilidad de postular a becas al Instituto Superior Tecnológico de Monterrey. Aplicó, lo logró y se fue de Bolivia a los 18 años.

Cuando cursaba el cuarto semestre se enteró de un intercambio para realizar en la Universidad de Brístol, en el Reino Unido, y también lo logró.

Posteriormente, regresó a México, se mudó a Guadalajara a trabajar en Oracle, compañía de software que desarrolla bases de datos y los sistemas de gestión. Empezó como analista de programas y terminó siendo líder de equipo.

"Hacíamos como aplicaciones de finanzas en Oracle y pues la verdad no era lo mío y decidí volver a programar (...). Y bueno, me fui a Wizeline para integrar el equipo de iOS en 2015”, detalla. Wizeline es una startup que se enfoca en asegurar que el lanzamiento de productos de otras empresas sea exitoso.

Desde que dejó Bolivia procura visitar a su familia y amigos al menos dos veces al año. Otro motivo para llegar al país es, por supuesto, la comida.

De momento no piensa demasiado en lo que quiere hacer a futuro porque hace sólo siete meses que está en Google y se siente muy motivado de lo que puede lograr en esta compañía.

"Veo personas de muchos países que están en Google, creo que con la información adecuada el talento boliviano puede abrirse un camino aquí”, concluye Collazos.

Wednesday, March 22, 2017

Boliviana triunfa en EEUU con negocio de jardines



La historia de la cochabambina Pamela Berríos llamó la atención de la prensa hispana en los Estados Unidos. La boliviana, migrante en Estados Unidos ha logrado triunfar con una empresa de diseño de jardines y preside en la actualidad National Hispanic Landscape Alliance.

Esta es la historia que publicó el diario estadounidense La Opinión, un medio destinado a los hispanos que viven en los EEUU:

Pamela Berrios llegó a los 13 años de Cochabamba, Bolivia, con su familia a EEUU. Se instalaron en Virginia para trabajar con el objetivo de hacer realidad el llamado “sueño americano”. Sus padres, ambos maestros, se recolocaron en el país como cuidadora de niños y manager de un condo (conjunto de departamentos). Y esta mujer que desde que llegó al país no dejó de estudiar y trabajar –incluso limpiando un gimnasio y cuidando niños–, ha conquistado esta meta.

Hoy, Berrios es la dueña de una empresa de diseño y cuidado de jardines, Alexandria Lawn Services. Su compañía tiene cinco equipos de trabajadores, tres personas en la oficina y ventas anuales de un millón y medio de dólarés. Además, esta mujer que lleva ya años en el negocio, es presidenta electa de la National Hispanic Landscape Alliance.

Llegar donde está ahora ha sido un camino no siempre planeado pero siempre abrazado con entusiasmo.

A los 16 años compaginó los estudios con un trabajo como asistente en la oficina de un médico. “Allí aprendí bastante de administración, de entender y atender al cliente y a los pacientes”, explica. Entonces también empezó a gustarle la medicina y le hubiese gustado seguir en ello “pero teníamos pocos recursos y eso era más grande de lo que yo podía hacer en el momento”.

Berrios se graduó joven en el high school (secundaria) y llegó al Community College (Universidad comunitaria) donde tomó clases de administración de empresas, computación, entre otras materias. Todo ello mientras trabajaba y empezaba a tener hijos.

A los 18 años se casó. “Era súper joven”, reconoce, “yo creía que ya sabia todo y que el mundo era mío”, dice añadiendo una risa al final como si hubiera contado una broma que solo se entiende con el paso de los años. El primer hijo de tres llegó cuando tenía 19 años. Ahora tienen entre 17 y 19 años.

“A los 21 años tenía un matrimonio jóven, tres hijos y seguía estudiando”, cuenta. Además, por si le faltara tarea, dejó la oficina del doctor y se hizo cargo de la administración del pequeño negocio de recorte de pasto y jardinería de su esposo. “Él trabajaba por su cuenta y decidimos hacer lo posible para que el negocio creciera. Puse toda mi energía en eso, en los niños, en los estudios, en salir adelante”.

“No habría podido hacer nada sin mi madre, sin ese apoyo, imposible. Luego yo siempre me he centrado bien y todo se fue dando”.

Tanto es así que con su esposo trabajando en la labor de jardinería y paisajismo y ella en la administración, marketing y contabilidad, la empresa comenzó a crecer hasta el punto de que llegaron a tener seis grupos, de tres personas cada uno, y varias personas en las oficinas. “Como ganábamos dinero empezamos a invertir en bienes raíces, y me di cuenta que podía irme mejor si sacaba la licencia”. El objetivo era ahorrarse comisiones de intermediación.

Eso fue en 2004. El mercado subía como la espuma hasta que cuatro años más tarde se verificó que aquello era una burbuja que terminó explotando. Berrios experimentó todo eso porque una vez que tuvo su licencia empezaron a llegar clientes “Fue un momento increíble, controlé la empresa de jardinería pero me dediqué casi todo el tiempo a los bienes raíces”, dice tras recordar que llegó a vender 20 casas al mes y admitir que es algo que le trajo muchas ganancias.

“Me encantaba ayudar a familias a alcanzar su sueño de un manera honesta”, dice recalcando esto último ya que explica que en ese momento mucha gente se aprovechó “de nuestra gente latina y eso me dió mucha cólera”. Hay que recordar que la fiebre de la vivienda de comienzos de siglo fue un mercado lleno de abusos en los que muchos latinos se vieron atrapados para salir empobrecidos de la experiencia. Berrios dice que en algunos momentos llegó a parar el cierre de un contrato para evitar el engaño a los compradores.

Cuando el mercado se vino abajo ella volvió a dedicarse completamente a su empresa.

En ese tiempo de crisis, 2008, también el matrimonio de Berrios se rompió y la empresa se dividió entre ambos. Cada uno se quedó con una parte que suponía medio millón en ventas. “Ahora somos competencia”, dice medio riéndose, “a veces yo voy a hacer un estimado y luego llega él a hacer el suyo al mismo cliente”. Esta empresaria dice que los hijos siguen uniendo, “y nos llevamos bien”.

Desde entonces hasta ahora, Pamela Berrios se ha dedicado a trabajar en la calidad de una empresa que tiene clientes que han estado con ella durante 20 años ya. “Me he dedicado a formar al personal dentro de la empresa para que tengan la misma visión que yo tengo”. Su idea es crecer con el cliente y dar un buen servicio de tal manera que la gente “te busque y hable de tí a otros”.

Cuando habla con los latinos esta empresaria dice que ya los ve como ganadores “porque han tomado riesgos, no han tenido miedo de llegar aquí, ya tenemos esa gana adentro, la gana de vivir, de ser mejor de tratar de buscar lo máximo para nuestra familia. Cada inmigrante ya tiene eso”.

Monday, March 20, 2017

Fabricio Loayza Puch, apasionado por la ciencia



Perseverancia, pasión y metas claras son algunas de las características que ayudaron al boliviano Fabricio Loayza Puch a realizar su sueño de ser investigador. A sus 13 años, tras leer una entrevista al biólogo James Watson, quien descubrió la estructura de la molécula de ADN, Loayza se imaginó a sí mismo trabajando en ese laboratorio. 20 años más tarde, el biólogo orureño realiza investigaciones posdoctorales en genómica del cáncer y este 2017 recibió un premio del Instituto Holandés del Cáncer.

"Mi interés por la ciencia resultó de una suma de eventos", comenta Loayza en una entrevista realizada por Los Tiempos mediante correo electrónico.

Explica que desde muy pequeño leía libros, enciclopedias y revistas científicas que le ayudaron a despertar su pasión. Además, los biólogos James Watson y Richard Dawkins, con sus teorías, influyeron en su inclinación y un oportuno consejo le hizo decidir estudiar biología en vez de medicina para poder desarrollarse en el área de la investigación científica.

En 2001, se graduó por excelencia de la carrera de Biología en la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), en Cochabamba. Posteriormente, realizó una maestría en Biología Molecular y Bioquímica en la misma casa superior de estudios.

"Apliqué a varios programas en el exterior, tuve éxito en algunos, pero me decidí por la beca Monbukagakusho otorgada por el Gobierno japonés para realizar un doctorado en la Universidad de Kyoto", comenta Loayza.

En 2010, Loayza llegó a Ámsterdam (Holanda) por una investigación posdoctoral.

Premio

El pasado 23 de enero de este año, Loayza —Ph.D. en oncología molecular— recibió el premio Antoni van Leeuwenhoek de 2016, otorgado por el Instituto Holandés del Cáncer, uno de los centros de investigación en cáncer más importantes del mundo.

El premio le fue otorgado por desarrollar una técnica molecular para detectar vulnerabilidades metabólicas en tumores.

"Para crecer y multiplicarse, las células tumorales consumen muchos más nutrientes que el tejido normal. Entre esos nutrientes están los aminoácidos, las subnidades moleculares de todas las proteínas de nuestro cuerpo. Nosotros desarrollamos un técnica que revela en tumores individuales qué aminoácido es el más limitante y por lo tanto el más requerido por un tumor para crecer. Esto nos da información valiosa acerca de cómo las células cancerosas reprograman su metabolismo para adaptarse a las demandas asociadas al crecimiento descontrolado y revela los puntos más débiles de los tumores", explica el especialista boliviano.

Loayza comenta que su interés por estudiar el cáncer le nació en la universidad.

"Descubrí que el cáncer es una enfermedad genéticamente compleja de la que aún hay muchos aspectos moleculares que desconocemos y es muy importante entenderlos para desarrollar tratamientos efectivos", dice.

"Desde el punto de vista científico es un sistema fascinante, la células cancerosas son como versiones rebeldes, hiperactivas y mucho más inventivas de nosotros mismos y por esa razón es muy complicado desarrollar terapias que las eliminen específicamente", revela Loayza, quien actualmente realiza investigaciones posdoctorales en el laboratorio del Profesor Reuven

Agami en el Netherlands Cancer Institute (NKI, por sus siglas en Holandés) o Instituto Holandés del Cáncer.

El científico boliviano sueña con tener su propio grupo de investigación en biología molecular del cáncer y desarrollar su propia línea de investigación.

Biología molecular

"La biología molecular es la ciencia que trata de entender los mecanismos genéticos y moleculares que llevan a una célula normal a transformarse en una célula cancerosa", aclara.

Gran momento en la investigación

"Éste es un gran momento para estudiar ciencias", explica el científico. "Nuevas tecnologías como la edición de genomas con CRISPR, inmunoterapia en cáncer, secuenciamiento de células únicas, medicina personalizada y muchas otras presentan una infinidad de posibilidades de investigación y la oportunidad de hacer grandes descubrimientos y avances en las siguientes décadas", señala.

"Es muy importante que una nueva generación de investigadores asuma estos desafíos y se prepare para liderar la ciencia en el futuro", recalca.

Asimismo, explica que en lo personal se requiere mucha persistencia, resiliencia y marcarse metas claras a largo plazo.

"Empeño, paciencia y aprender de las adversidad es esencial", comenta.

"Sin duda que la formación académica y perfeccionar un segundo idioma es esencial, pero con empeño y objetivos definidos, lograr esas metas es mucho más realizable", finaliza.



FABRICIO LOAYZA PUCH | PH.D. EN ONCOLOGÍA MOLECULAR

Éste es un gran momento para estudiar ciencias. Nuevas tecnologías como la edición de genomas con CRISPR, inmunoterapia en cáncer, medicina personalizada y muchas otras presentan una infinidad de posibilidades de investigación y la oportunidad de hacer grandes descubrimientos y avances en las siguientes décadas.



ALGUNOS DATOS BIOGRÁFICOS

Fabricio Loayza Puch nació en Oruro (Bolivia) el 26 de septiembre de 1980. Su mamá es Magaly Puch y su papá Sergio Loayza. Martín y Sergio son sus hermanos. Está casado con Cecilia Berzain, con quien tienen una niña de 7 meses llamada Emilia.

Fabricio salió bachiller del colegio La Salle, en Oruro, donde obtuvo la medalla de oro al mejor alumno. En 2001, se graduó por excelencia de la carrera de Biología en la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), en Cochabamba. Posteriormente realizó una maestría en Biología Molecular y Bioquímica en la UMSS.

En 2004, obtuvo la beca Monbukagakusho para realizar estudios de doctorado en Japón. En 2010, se graduó como Ph.D. del laboratorio de Oncología Molecular de la Universidad de Kyoto (Japón). Desde 2010, realiza investigaciones posdoctorales en el laboratorio del Profesor Reuven Agami en el Netherlands Cancer Institute (NKI).

Ha publicado como autor principal en prestigiosas revistas científicas como Nature, Cell y Nature Communications.



EL PREMIO

El premio Antoni van Leeuwenhoek es otorgado cada año a un investigador joven que haya hecho una contribución significativa a la investigación en cáncer. Es otorgado por Netherlands Cancer Institute (NKI, por sus siglas en Holandés).

La lista de galardonados incluye a científicos de alto renombre en el campo, entre ellos Reuven Agami, Thijn Brummelkamp, Rik Korswagen y muchos otros que ahora son profesores con una gran trayectoria científica.

Sunday, March 19, 2017

Alejandro Galindo y los pasos hacia el futuro



TECNOLOGÍA | ESTE JOVEN BOLIVIANO TRABAJA EN EL CAMPO DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL EN EE.UU, CON MUCHO EXITO.

Tiene 32 años, es Ingeniero de Sistemas, se graduó por excelencia de la Universidad Católica y además tiene un doctorado. Está desarrollando un sistema para drones con inteligencia artificial, hace poco estuvo en Cochabamba dando charlas para estudiantes de su carrera.

Cuando Alejandro Galindo salió de la universidad, trabajó durante dos años en una empresa familiar donde comenzó a investigar sobre inteligencia artificial, entonces buscó ampliar sus conocimientos con una maestría sobre visión por ordenador, que es una parte de la inteligencia artificial, hizo su post grado en Escocia.

Saliendo el año 2009 de su maestría, trabajó en el área de ingeniería de sistemas. Fue a trabajar a la OEA durante año y medio en Washington D.C., desarrollando diferentes tipos de sistemas, pero siguió investigando sobre inteligencia artificial y buscó un doctorado para continuar con su investigación. Estuvo durante 4 años haciendo un doctorado en Francia.

“Inteligencia artificial se trata de básicamente lograr que los ordenadores aprendan a hacer diferentes tareas. Que el ordenador piense de cierta manera. Lo más común actualmente son los robots que limpian casas, el robot aprende cómo es la casa y por dónde tiene que limpiar, hay un pequeño nivel de inteligencia artificial, un ejemplo más claro es hacer compras en sitios como Amazon, ahí se evalúa mucha información y el sitio ha aprendido mucho sobre el usuario y puede hacerle sugerencias de compra, hay un nivel de aprendizaje de manera automática”, explica Galindo.

Actualmente su trabajo está relacionado con vehículos autónomos, es decir, vehículos que se manejan solos y sobre todo trabaja con drones.

En septiembre del año pasado comenzó a trabajar en una empresa de San Francisco como líder del equipo de investigación y desarrollo, en el que se está creando un sistema para evitar colisiones.

“Proveemos sistemas a los fabricantes de drones industriales, nuestros sistemas evitan que sus drones choquen contra estructuras estáticas o con objetos dinámicos, como otras aeronaves, aviones y helicópteros, primero hay que evitar que choquen contra estos objetos y segundo que hay regularizaciones que no te dejan volar cerca”, dice.

El sistema que están desarrollando aún no existe.

“Ahorita los drones autónomos se pueden usar en varias áreas como en agronomía para controlar los sembradíos, también se usan en minería para hacer diferentes estudios, y el problema es que en muchos lugares está prohibido enviar drones porque se pueden chocar y hacen sus tareas pero no de manera inteligente, no solo hay daños materiales, un dron industrial puede valer hasta cien mil dólares, también pueden causar daños en vidas humanas”, añade.



REGULACIONES

En lugares como Estados Unidos está prohibido volar un dron de manera autónoma si no se lo está viendo. Galindo y su equipo están trabajando en la tecnología para desarrollar el sistema inteligente que permita a los drones volar solos.

“Queremos que el gobierno estadounidense lo certifique para que lo usen las empresas”.

Respecto a su lugar en Bolivia, se cuestiona mucho las estrategias científicas tecnológicas en el país.

“Nosotros salimos a estudiar, quizás no pensando en quedarnos afuera, pero en el momento en el que nos planteamos regresar, no tenemos a qué volver”, dice Galindo y asegura que el principal actor para incentivar la investigación tiene que ser el gobierno, mediante estrategias como convenios con universidades.

Ingeniero de Santa Cruz es instructor a escala mundial


“Hace un año le agradecí a mi padre por haberme presionado para que pasara clases y aprendiera a hablar inglés”, dice Rolando Barja Elías, de 44 años, que hace diez días fue ascendido al grado de instructor de la Sociedad de Ingenieros de Telecomunicaciones por Cable y la Sociedad Internacional de Expertos en Banda Ancha (SCTE/ISBE por sus siglas en inglés).

Para entender la magnitud de este logro, se debe precisar que este cruceño es uno de los 16 instructores que hay en el mundo y el único entre ellos que habla español en la institución que aglutina a los ingenieros de telecomunicaciones de Estados Unidos, Inglaterra, China, Francia, Japón y Alemania.

Agradeció a su padre porque el idioma inglés fue fundamental para superarse y para ayudar a sus pares y al personal técnico de Cotas, donde actualmente es director de redes coaxiales.

Todo empezó en 2009 cuando creó una guía de bolsillo para los ingenieros y técnicos. “La elaboré con base en los manuales de la SCTE de Estados Unidos que solo estaban disponibles en inglés. La traduje y se las envié para que la aprobaran”, recuerda Barja. La traducción era tan precisa y su iniciativa gustó tanto, que le propusieron desarrollar un grupo de traductores en Latinoamérica.

Barja creó y fue presidente de un equipo de 39 traductores latinoamericanos que tradujeron 31 manuales. Actualmente ese grupo tiene más de 200 integrantes. “Queremos que los ingenieros latinos puedan tener las condiciones de los norteamericanos, porque tenemos la misma capacidad, la única diferencia es lo económico”, dice.

En lugar de atesorar para sí los conocimientos a los que podía acceder gracias al inglés, Barja ayudó a elevar el nivel de sus colegas y al mismo tiempo eso le permitió superarse a sí mismo, hasta llegar a posicionarse entre los ingenieros de telecomunicaciones de alta gama en el mundo.

Y va por más, pues ahora trabaja en la preparación de videos interactivos en castellano para capacitar a los ingenieros y técnicos. Su objetivo es dejar un legado para las futuras generaciones de ingenieros en telecomunicaciones tanto en Bolivia como en Latinoamérica, y está enfocado en ello.

De no haber tomado clases de inglés, Rolando Barja, que está casado con Viviana Domínguez y tiene un hijo adolescente, tal vez igual sería ingeniero de telecomunicaciones, pero de seguro no hubiese podido acceder a los conocimientos que le han permitido llegar hasta donde está.
“Hace un año le agradecí a mi padre por exigirme las clases de inglés. Se lo dije recién, porque cuando uno es muchacho, no lo valora”, reflexiona

Thursday, March 2, 2017

ALEJANDRO RIOJA: El joven que quiere ser presidente en 2050




Dice que en diciembre estuvo en Sucre y Potosí, a su paso hacia el Salar de Uyuni; que es la segunda vez que se deja subyugar por la belleza de ese interminable manto blanco. Alejandro Rioja, el cruceño de 21 años que triunfa en Estados Unidos gracias a la venta de cargadores para celulares, cuenta a ECOS la fórmula de su prematuro éxito en la siguiente entrevista, en la que prefirió evitar referirse a las políticas del presidente Donald Trump.

ECOS. ¿Desde cuándo estás en Estados Unidos y por qué te fuiste para allá?

Alejandro Rioja (AR). Yo simplemente estudio en Los Ángeles, California, como estudiante internacional desde 2013. Escogí los Estados Unidos por las oportunidades que ofrecen las universidades americanas en términos de investigación y aprendizaje. Escogí California por Silicon Valley.

ECOS. ¿Estudias Ciencias de la Computación en la Universidad de California? ¿En qué curso estás y por qué escogiste esa carrera?

AR. Estoy en mi cuarto y último año en UCLA, me gradúo en junio de 2017. Decidí estudiar Computer Science (Ciencias de Computación) porque siempre me fascinó lo que se podía crear con conocimiento de software y hardware.

ECOS. Explícanos cómo te abriste camino con la venta de cargadores para celulares. Entiendo que son de origen chino, pero, ¿quién te los proveía y cómo es eso de que primero los vendías en la calle y luego acabaste llegando a 80 países?

AR. Mi empresa se fundó en junio de 2015, en una incubadora de empresas de mi universidad. La idea nació de la necesidad que vimos en el mercado de tener un cargador que sea delgado, elegante y fácil de poner en el bolsillo. Conseguimos una conexión con una fábrica mediante mi socio y empezamos a producir los cargadores Flux.

Para dar a conocer mi marca, empecé vendiendo los cargadores en las calles de Santa Monica (playa en Los Ángeles) los fines de semana y después de clases. Yo iba con una caja llena de cargadores y no volvía a mi casa hasta que los haya vendido todos. Esta experiencia me hizo muy buen vendedor y me ayudó a eliminar mi nerviosismo al hablar con gente extraña. Desde el inicio, la idea era crear un negocio de ecommerce.

Flux Chargers empezó a crecer cuando varias páginas de tecnología empezaron a hablar sobre nosotros. La primera fue Yahoo Tech, la cual conseguimos después de mandarle 10 emails al editor para que nos dé una oportunidad. Ellos nos nombraron número 1 y eso nos ayudó a atraer bastante interés por parte de nuestros clientes. Luego, usamos esa reseña para entrar en muchas más páginas.

Actualmente, son 51 blogs los que hablan muy bien de nosotros. Toda esta publicidad nos ayudó a atraer a distribuidores y clientes en países como Malasia, Singapur, Suecia y otros.

Ahora, 15 personas trabajan en Flux.

ECOS. ¿Qué es Flux Ventures?

AR. Flux Ventures es un holding que contiene cuatro empresas: Flux Chargers, los cargadores portátiles ranqueados número 1 en el mundo por Yahoo Tech, Digital Trends, Mashable, Engadget y otros. Flux Chargers se va a convertir en Flux Electronics cuando lancemos nuestros audífonos wireless a finales del año.

Flux.LA, una consultora de desarrollo de software y marketing. Creamos un proyecto llamado WatchMeTalk con Google Glass para que la gente sorda pueda obtener subtítulos en una conversación.

Flux Capital, nuestro fondo de inversión que invierte en empresas de tecnología y en la bolsa de valores de Estados Unidos. Y Young Slacker, una empresa de creación de contenido promocional en Snapchat (@youngslacker).

ECOS. Empezaste con la venta on-line y ahora quieres “aterrizar” a tiendas y supermercados. En nuestro medio, donde las ventas por Internet son menos comunes, el proceso es al revés. Cuéntanos cómo trabajas, tanto en la red como fuera de ella.

AR. En las tiendas y supermercados que pensamos entrar (Ralphs, Target, Best Buy) se requiere tener un cierto volumen de ventas y también ser conocidos en el mercado. Cuando recién empezamos no teníamos ni volumen ni una marca reconocida. Ahora sí, y es por eso que ese fue nuestro plan de acción.

ECOS. ¿Te definirías, quizá, como un ‘vendedor excepcional’? ¿Cuál es tu mayor capacidad para este tipo de empresas?

AR. Me definiría como perseverante. No tiendo a rendirme muy fácilmente y esto me ayuda en las ventas cuando las personas dicen “no”.

Vender en persona es una de mis actividades favoritas porque así puedo conocer qué es lo que la gente piensa de mi producto y esto me ayuda a mejorarlo.

Una de mis habilidades es poder manejar mi tiempo muy bien y saber distinguir qué tareas son importantes y requieren mi atención y cuáles deben ser obviadas.

ECOS. ¿Cómo alguien tan joven como tú crece así de rápido en el mundo de los negocios y en un país tan competitivo? ¿De quién aprendiste? ¿Alguien te ayudó especialmente? ¿Algún referente o alguien a quien admires mucho?

AR. Creciendo, mi ídolo era Steve Jobs. Siempre me fascinó su empresa (Apple) y el diseño de sus productos; estos principios los tengo muy en cuenta en mis productos y empresas. Actualmente tengo muchos ídolos e intento aprender de sus cualidades y habilidades. Por ejemplo, me gusta la habilidad de negocios de Richard Branson, la actitud respetuosa de Roger Federer, la simpleza de Gandhi, los principios de inversión de Charlie Munger...

En términos de negocios, me ayudó bastante la lectura y aprender de otros empresarios. El secreto para triunfar es aprender e implementar más que la competencia. Todos los días, parte de mi trabajo es simplemente aprender una nueva habilidad, técnica de liderazgo o herramienta online para poder mejorar la calidad de mis productos.

ECOS. ¿Quiénes están a tu lado? Cuéntanos de tu entorno familiar y de tu situación sentimental.

AR. Mi familia está en Bolivia, pero me apoya en todo. Siempre me dieron aliento en mis sueños y estoy muy agradecido por eso. Mi padre es ingeniero civil y mi madre, abogada. Desde muy pequeño mi padre, quien tiene su negocio propio, me inculcó que para alcanzar la independencia financiera debía ser dueño de negocio; así que crecí con esa enseñanza. Siempre soñé con crear mi propia empresa multinacional.

En Estados Unidos, tengo una novia que también me apoya en mis sueños y me motiva a mejorar cada día.

Tener gente así en tu vida es muy importante.

ECOS. ¿Cuál es tu próxima meta? ¿Qué proyectos tienes para el futuro?

AR. Mi próxima meta es alcanzar 100 países y poder concretar mi marca. También tengo planeado lanzar audífonos wireless a finales de 2017 y espero que estos tengan la misma aceptación que mis cargadores. A largo plazo, quiero que Flux Ventures se convierta en un holding como Nestlé, P&G o Virgin Group, con varias empresas en distintos rubros. La meta es 100 empresas en 100 industrias. Quiero poder impactar a 1.000 millones de personas.

ECOS. ¿Por qué quieres ser presidente de Bolivia?

AR. Quiero regresar una vez que me retire, allá por el año 2050. Me gustaría llevar mis conocimientos empresariales, conexiones e ideas al país y poder incentivar aún más la creación de startups en Bolivia. Me gustaría ser presidente y, finalmente, crear un sistema de educación similar al de los países nórdicos.

Siento que en Bolivia falta inversión en tecnología y educación. Debemos traer gente capacitada para que pueda formar profesionales y jóvenes más competitivos mundialmente. •