Tuesday, March 8, 2016

Ligia Giles La reina de un festival renacentista

Vocación emprendedora apoyo y respaldo familiar

Siguiendo el destino que la vida le ofrecía, Ligia Revuelta dejó el país en 1961 para radicar en los Estados Unidos junto a su esposo Bobby Giles.

Después de varios años de trabajo, logró convertirse en la soberana de la gastronomía hispanoamericana en el Festival del Renacimiento, que se realiza en octubre y noviembre en el condado de Texas.

Al ver las fotografías de Ligia Revuelta de Giles caracterizando a una de las reinas del Renacimiento, no solo se aprecia la belleza y elegancia de esta boliviana y su vestuario, sino también refleja el resultado de su esfuerzo y sacrificio lejos de su tierra natal; ya que no cualquiera de los empleados de este festival puede vestirse como miembro de una familia real, se necesita ser parte activa del mismo.

Este año, Giles cumplirá cuatro décadas de participación ininterrumpida. Durante este tiempo, demostró que tiene el temple y la prestancia para ser una gran soberana.

DE CUNA VALLUNA



Cochabamba fue la tierra que la vio nacer; su infancia transcurrió con normalidad a lado de sus padres, Héctor Revuelta y Dora Santa Cruz, y en la compañía de sus seis hermanos.

Según recuerda, ella siempre fue una niña “inquieta y preguntona”, y su etapa escolar en el Colegio de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, más conocido como Irlandés, fue llena de experiencias inolvidables.

Ligia salió bachiller en 1955. Al año siguiente, comenzó a trabajar en el Banco Hipotecario Nacional, bajo la dirección de Luis Davis, donde hizo carrera administrativa durante seis años.

Posteriormente, un encuentro inesperado, una mirada furtiva y una sonrisa provocaría un cambio de rumbo en su vida. En una fiesta privada conoció al norteamericano Bobby Giles, quien ese entonces trabajaba temporalmente como ingeniero en una empresa petrolera en Cochabamba.

En 1961 contrajo matrimonio con Bobby Giles. La pareja decide vivir en los Estados Unidos, en la ciudad de Conroe, Texas. Lugar donde reside hace 55 años.

Allá adopta el apellido de su esposo

y comienza a ser conocida como Ligia Giles. Casi al año de vida conyugal

llegó el primogénito, Bobby y, un año más tarde, Sharon.

“Durante más de una década me dediqué en cuerpo y alma a mis dos hijos. No salí a trabajar”, afirma.

OLFATO EMPRESARIAL

La vida de la familia Giles continuaba de forma habitual, pero en 1977, luego de 16 años de vida en la región, llegó al condado el empresario Jorge Coulan para comprar varias hectáreas de terreno, con el propósito de construir el recinto para un Festival del Renacimiento. Luego de intensos meses de trabajo se inauguró este centro de atracción.

“Es un parque temático, ambientado totalmente en la época del renacimien- to. Cada año abre sus puertas ocho fines de semana al año. Todo es tan llamativo que, sin darse cuenta uno comienza a gastar su dinero. Ahí supe que este lugar generaba mucho movimiento económico porque se podía vender todo, desde comida,

bebida hasta recuerdos”, señala.

Al año siguiente, se presentó ante el directorio de la administración con 50 empanadas de carne, -todas bien acomodadas en una charola de plata-, para su degustación. “Nunca antes había preparado una, pero a los dueños les dije que era la mejor y así lo comprobaron”, enfatiza Ligia, quien salió de las oficinas con un contrato firmado.

entre tropiezos y aciertos

Al principio no fue fácil preparar gran cantidad de empanadas, puesto que no tenía conocimiento de cómo se hacían las recetas de manera industrial; pero con ingenio, fe y perseverancia logró establecerse en una pequeña esquina del Festival.

“Me presté equipos de una pizzería para comenzar a producir las tapas de mis empanadas, luego alquilé un espacio dentro de un frigorífico de una carnicería para guardarlas en cajas y, con un poco de insistencia, logré producir la materia prima suficiente para no fallar la entrega del producto durante el festival”, cuenta Ligia Giles, quien empezó con 17 empleados y ahora tiene más de una centena.

Desde el primer año, esta boliviana fue reconocida como una gran trabajadora y emprendedora. Es así que la directiva del festival reconoció su local como uno de los lugares turísticos más visitados.

“Nunca cambié ni el tamaño ni la receta original, tienen más de 16 empanadas y son muy bien elaboradas; debe ser por eso que hasta ahora mis empanadas son las más buscadas”, dice orgullosa.

Actualmente, el negocio de Ligia

Giles creció ampliamente y ya cuenta

con 14 locales de expendio de comida - diversificó su oferta gastronómica- y bebida dentro del mismo recinto del festival.

Sin duda, desde 1976, Ligia Revuelta de Giles es la reina de la gastronomía hispanoamericana del Festival del Renacimiento de Texas. Cada año viste con sus mejores galas, dos o tres veces, para pasear por el lugar y recordar que ella es parte de su historia.

No sabe cuándo se retirará del festival, lo cierto es que sigue disfrutando

de cada una de las versiones como

si fuera la primera vez.


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