Thursday, May 11, 2017

La entregada labor de la primera enfermera en Tarija



El 12 de mayo, de cada año, se celebra en Bolivia el Día de la Enfermera, fecha instituida en 1961 por Decreto Supremo en el gobierno del entonces presidente Víctor Paz Estenssoro, como homenaje a la labor que desempeñan estas profesionales dedicadas a cuidar la salud de los enfermos.

Se trata de una profesión que exige dedicación y vocación por el cuidado de los seres humanos, que estando enfermos quedan desvalidos. En esos momentos el trabajo de atención de la enferma se hace indispensable, pero además la calidez de su vigilancia se torna fundamental.
A un día de esta fecha especial buscamos ante todo destacar la noble y dedicada labor de las enfermeras, de aquellas que son eficientes y buenas.
Éste es el caso de Bertha Reinoso Estrada de Amezaga, que en el año de 1948 fue la primera enfermera profesional de Tarija y durante seis años fue la única enfermera titulada que tenía el departamento.

“La mamita Bertha”
“Ya está viniendo la mamita Bertha”, decían los pacientes a los que ella cuidaba y atendía con tanto esmero, tanto así que incluso cuando el enfermo estaba internado por mucho tiempo se prestaba a cortarles el cabello para que éstos se sintieran mejor.
Cuentan que en aquella época la responsabilidad con los enfermos era muy fuerte, pues no había muchas enfermeras y sólo dos hacían los turnos nocturnos. Empero, a Bertha las largas noches en vela no le molestaron nunca, ya que el sentimiento de ser responsable se hacía más grande que el agotamiento y el aliviar a los pacientes era la recompensa.
“Muchos pacientes que salían del hospital venían a la casa para agradecerle, la estimaban mucho porque no sólo fue una muy buena profesional, era sobre todo muy cálida. Siempre fue una excelente enfermera, se entregaba plenamente al paciente aun cuando terminaba su turno y mi padre la iba a buscar tenía que esperarla a veces por horas, ya que ella se quedaba en el hospital”, comenta su hija Lumen Amezaga.
Y es que su profesión le encantaba, pues nada le daba más placer que recorrer los pasillos del hospital verificando el estado de los pacientes.
En una entrevista con El País Bertha reveló que “cuando se casó y debía dejar a sus hijas para cubrir los turnos…este recuerdo es el único que le produce pesar”, sin embargo su hija aclara que siempre supo distribuir su tiempo y asegura que se sintieron bien atendidas por su madre. “Realizó una labor muy humana, muy entregada a su trabajo, no veía horarios, pero como madre siempre excepcional”, añadió.

Anécdotas
“La de punta en blanco”, así la llamaban los médicos, ya que siempre estaba impecable en su uniforme blanco desde los zapatos a la cofia sobre la cabeza, era la única que no cedía al cansancio, ya que sus desvelos eran para salvar vidas.
Cuentan que cuando atendía en el hospital se internó a una persona con deficiencias mentales que no se dejaba tocar con nadie y resultaba imposible ponerle la ampolla para que se duerma. Los camilleros tenía mucho miedo; sin embargo ella era la única que podía sosegarlo.
Sin embargo, no sólo era el ángel de la guarda en los hospitales, ya que también le tocó prestar primeros auxilios a algunos accidentados en el barrio El Carmen. Relatan que uno de los niños del barrio cayó por la acequia y se fracturó la pierna de tal forma que el hueso casi traspasó la piel.
Primero Bertha hizo la reducción acomodando el hueso para evitar que sea una herida expuesta, luego puso la férula con un cartón y realizó el vendaje de la punta del pie a la rodilla. El traumatólogo que posteriormente atendió al niño se sorprendió de lo bien que había sido atendido, enterándose por la madre quién había sido la enfermera que tan eficientemente había tratado la fractura. Así el traumatólogo se limitó a decir, “es que ella sabe”.
Otro accidente que atendió fue cuando su auxilio y experiencia salvó a un niño de la amputación de un dedo de la mano, tras haber sufrido un accidente en moto. También socorrió a una mujer que se accidentó en un vehículo y que a raíz del impacto perdía mucha sangre. De inmediato detuvo la hemorragia el tiempo suficiente para que ésta pueda ser atendida en un centro médico.
Durante sus seis primeros años como enfermera atendió todos los partos, incluso en los barrios acudía a las casas para ayudar en la labor de parto, ya que antes los médicos no atendían los nacimientos. Éste trabajo era exclusivo de las enfermeras.
En sus años de estudio en la ciudad de La Paz, Bertha Reinoso, fue considerada para una beca para el instituto de educación física, ya que además fue una destacada deportista. Esta beca le hubiera permitido tener otra profesión e incluso le brindaban la opción de trabajar como enfermera en el gabinete médico del Estadio, sin embargo en Tarija no había enfermeras y sintió el deber de volver a su tierra.

Ejemplo de amor
Séptima hija de 16 hermanos, Bertha Reinoso Estrada de Amezaga, nació en Tarija el 20 de julio de 1929, madre de tres hijas, dedicó 33 años de su vida a su profesión de enfermera en la ciudad de Tarija, además fue docente en la Carrera de Enfermería durante 9 años tras su jubilación.
La atención y el cuidado de la salud de los pacientes siempre fue su vocación y ésta se manifestó desde la infancia cuando en sus juegos, los favoritos eran el de ser médico o enfermera.
Cuentan que siendo muy niña su hermano se enfermó gravemente, ella no se movió de su lado, lo cuidó hasta que se recuperó. Cuando apenas tenía 15 años de edad un doctor visitó a su padre y le propuso que teniendo tantas hijas mujeres una de ellas podría beneficiarse de una beca de estudio en enfermería en la ciudad de La Paz, ya que en esos años en Tarija no existían enfermeras profesionales y las que prestaban servicios en los hospitales eran todas empíricas.
Bertha no dudó en ofrecerse para esta beca y de las tres plazas que existían para Tarija fue la única tarijeña en tomar la determinación de irse a la ciudad de La Paz, por cuatro años, a estudiar enfermería.
Cuando retornó como profesional ingresó a trabajar al Hospital San Juan de Dios y estuvo ahí durante seis años, luego se abrió en Tarija el Servicio Cooperativo Interamericano de Salud Pública (SCISP) y estuvo 12 años en este centro de salud como enfermera salubrista, posteriormente volvió al Hospital San Juan de Dios, esta vez como jefe de enfermería, cargo en el que se mantuvo hasta su jubilación.
Tan fuerte era su vocación de servicio que una vez jubilada entró en una fuerte depresión, de la cual se repuso al postular a un examen de competencia para dar cátedra en la universidad Juan Misael Saracho en la Carrera de Enfermería, rindió la prueba y la ganó. En sus años como docente transmitió con mucho ímpetu esta su fuerte vocación por la profesión, llegando incluso a supervisar personalmente el desempeño de sus alumnas una vez que éstas ejercían su labor.

La enfermería en Bolivia

Cifras
El Día de la Enfermera, que se recuerda cada 12 de mayo, será celebrado este año por 30.190 personas dedicadas a esa profesión en el país. De esta cifra, 26.890 son mujeres y 3.300 son varones, según dio a conocer el Instituto Nacional de Estadística (INE).

El Día
En Bolivia, cada 12 de mayo se celebra el Día de la Enfermera que fue instituido en 1961 durante el gobierno de Víctor Paz Estenssoro, como homenaje a la labor de esos profesionales de la salud.

Instrucción
En los nueve departamentos del país, el 80,9% de las enfermeras no cuenta con un nivel superior de instrucción que en el caso de los enfermeros llega al 71,5%.

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