Friday, September 15, 2017

ING. CECILIA GONZÁLEZ, SOBRE LAS SEMILLAS TRANSGÉNICAS Y LA BIOTECNOLOGÍA: “Bolivia se ha quedado aislada en comparación con otros países”



Bolivia ha quedado aislada por la presión ejercida por grupos de activistas que se oponen a los Organismos Genéticamente Modificados (OGM), según Cecilia González, biotecnóloga del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), quien impartió una charla a estudiantes de la carrera de Comunicación Social de la Universidad San Francisco Xavier de Chuquisaca.

A fin de año, los productos de consumo masivo en Bolivia tendrán en su envase un triángulo amarillo como indicativo de que contienen OGM, explicó González.

En la siguiente entrevista, esta profesional explica a ECOS en qué consiste la transgénesis, se refiere a los mitos y realidades que giran en torno a este tema y asegura que los productos que provienen de semillas genéticamente modificadas no son nocivos para la salud, sino todo lo contrario: una garantía para el consumidor.

Además, sostiene que favorecen al productor porque puede contar con semillas superiores, que no precisan tanto agroquímico, cuidando el medio ambiente.

ECOS. ¿Cómo se interesó en la Biotecnología?

Cecilia González (CG). Era escéptica y estaba bastante desinformada. Asimilaba como la verdad lo poco que hacían los activistas que se oponen. En mi maestría en Estados Unidos me empezaron a cuestionar mucho. No me decían directamente “estás equivocada”, pero mis maestros sugerían “revisa esto… revisa aquello… lee”, y fueron derribando muchos preconceptos que yo tenía.

ECOS. ¿Puede mencionar alguno de ellos?

CG. La crítica hacia el uso del herbicida glifosato, que se aplica a la soya. Por ejemplo, en Bolivia tiene aprobado un evento genéticamente modificado de resistencia al glifosato que equivale a ponerle a la soya una vacuna contra este herbicida, por lo tanto la cantidad que se aplica es tan mínima que me reí cuando me explicaron las dosis; básicamente se aplica agua. Imagine un vasito chiquito de glifosato que se pone en un tanque de 90 litros de agua para regar todo un campo.

ECOS. ¿Hay contaminación genética en las semillas?

CG. No. Los expertos en fitomejoramiento a nivel genético, que ven lo que no se distingue a simple vista y que luego se expresa en una planta, me dijeron “No Cecilia, no hay contaminación genética en la naturaleza porque hay un flujo horizontal, entre las plantas. Hay especies que pensarías que nunca se cruzan y tienen a veces flujo de genes, o sea están intercambiando”.

En 2013 se conoce el genoma humano donde se identifica que aproximadamente un 38% de nuestros genes lo compartimos con bacterias y sólo un 6% con primates. Entonces genéticamente somos más parientes de una bacteria que de un mono, lo cual tiene lógica porque nuestro código genético sólo son cuatro letras, ya sea el mío, el de una planta o de un animal, y con ellas se puede escribir todo, desde el color de mis ojos, el alto de una planta o la dureza de la semilla.

ECOS. ¿Qué hace la Transgenia como herramienta de la Biotecnología?

CG. La Transgénesis es la más usada y conocida; es como aprender a caminar en biotecnología. Consiste en prestarse los genes con ciertas características y ponerlas en la planta que se desee. Por ejemplo para un maíz resistente a la sequía, se han tomado genes de otras plantas.

Se hizo con el famoso “arroz dorado” que tiene un compuesto para generar vitamina A que sacaron del maíz amarillo. En Filipinas, Bangladesh y Sudáfrica, se lo consume porque muchos niños quedaban ciegos por carencias alimentarias y luego morían. Ahora, en su única comida al día que es un pocillo de arroz se le agrega Vitamina A y se protege su sistema inmunológico.

ECOS. ¿Lo transgénico es antinatural?

CG. Para muchos puede resultar terrible, pero para entender lo que es natural nosotros compartimos genes con bacterias, entonces la pregunta sería: ¿somos contaminados?, ¿no somos naturales? En realidad, somos como transgénicos porque tenemos genes compartidos en nuestros organismos. No somos independientes: mi genoma no es 100% humano, comparto con otros seres aunque no lo pueda ver, aunque no lo pueda distinguir.

ECOS. ¿Cuál fue su conclusión?

CG. Concluí que estaba completamente equivocada al aceptar lo que decían los activistas que se oponen a los OGM, que no tenía suficiente información y que no estaba haciendo una buena revisión.

Los humanos somos medio petulantes a veces y decimos que inventamos la transgenia, pero la naturaleza ya lo estaba haciendo. El código genético hace fácil comunicarse entre seres vivos y, como soy católica, veo que es como el hilo conector que Dios nos ha dado, aunque no sea visible ante nuestros ojos. Por eso el ser humano tiene que ser empático para cuidar, preservar y usar bien la naturaleza para su provecho, sin abusar de eso.

ECOS. ¿Cómo cree que tomará la población un triángulo amarillo en sus productos de consumo?

CG. Una persona común lo verá como una “alerta”. Yo, que estoy informada, lo voy a comprar con más confianza porque sé que ha pasado un proceso de regulación y de pruebas científicas que no tiene cualquier otra semilla.→

ECOS. ¿Qué les dice a quienes tienen miedo o dudas frente a un alimento genéticamente modificado?

CG. Si ven la etiqueta amarilla desde el próximo año, no se alarmen, se darán cuenta de que muchos de los productos de su predilección que ya comían hace años, tenían transgénicos.

Garantizo que los alimentos que usan este tipo de biotecnología no son nocivos. Se usa biotecnología hace 20 años en 19 países en vías de desarrollo y siete países del primer mundo. Favorece más a los países pequeños.

En todo este tiempo no se atribuye ningún tipo de enfermedad en el consumidor; otra cosa es que las personas tengan una mala alimentación, desordenada, con alto consumo de carbohidratos y de azúcares que puede desencadenar enfermedades.

ECOS. Los productores bolivianos solicitan al Gobierno la introducción de más semillas genéticamente modificadas. ¿Hubo algún avance en ese sentido?

CG. Están en espera de la voluntad política del Gobierno, que tiene que aprender a escucharlos. Incluso la Cámara Agropecuaria de los Pequeños Productores del Oriente (CAPPO) tiene afiliados a 14.000 productores y unos 13.000 de ellos producen semilla de soya genéticamente modificada y rotan con maíz, trigo, sorgo o chía.

Ellos mismos están pidiendo biotecnología porque entienden muy bien esta información, aunque muchos no han acabado el colegio, son expertos en el manejo de su tierra y pueden decir por qué necesitan biotecnología, como por ejemplo un maíz resistente a plagas y otro evento en soya resistente a herbicidas.

Ven en Brasil, Paraguay o Argentina cómo les funciona la biotecnología y dicen: “yo quiero eso”.

ECOS. ¿Qué se necesita para que los productores bolivianos accedan a biotecnología como otros países?

CG. Lo ideal es que se tenga un marco regulatorio, que es más que una ley o un reglamento: también laboratorios y científicos que trabajen en Bolivia con los productores.

No es de la noche a la mañana, la autorización de una de estas semillas tiene que pasar un proceso de dos a tres años. No es inmediato, aunque el Gobierno dijera “sí” el día de mañana a los productores, no alcanzan a la siguiente campaña agrícola. Hacer las cosas en orden es un proceso que lleva tiempo.

ECOS. ¿Cuál sería la ventaja en caso de contar con más tipos de semillas modificadas?

CG. Ganancia para el productor y para el consumidor. Por ejemplo, comer un pollo que ha sido alimentado con un maíz fumigado siete veces a otro que ha sido fumigado una sola vez, creo que es preferible el que se ha alimentado con un grano que tiene menor cantidad de insecticidas.

Creo que es una ganancia en todo sentido para Bolivia. La producción agrícola ya no estaría sometida a tanto pesticida, mejoraría la producción y así no volvería a pasar lo del año pasado, cuando se perdió la producción de maíz y se tuvo que importar de Argentina. Que sean nuestros productores los que ganen y no los de otros países.

ECOS. ¿Bolivia puede aspirar a tener biotecnología?

CG. Eso sería lo adecuado. A Ecuador le tomó seis años armar la estructura y otros tres preparar laboratorios y gente. A México le tomó como ocho años.

Bolivia se ha quedado aislada en comparación con otros países; aquí la presión es mucho mayor porque los productores están perdiendo mucho. Como consecuencia, los agricultores deciden volverse ganaderos y comienzan a deforestar más o migran a la ciudad. Lo deseable es apoyar a nuestros pequeños productores.

ECOS. ¿Quiénes se oponen a que se implemente la biotecnología en el agro?

CG. Hay una plataforma que se llama “No quiero transgénicos en Bolivia” y ellos aglutinan a otras ONG, la mayor parte de las cuales vienen financiadas por organismos o cooperación internacional desde Europa.

Por ejemplo la cooperación danesa da dinero a los países pero entre sus clausulas pone que los (OGM) son prohibidos y son como candados para los gobiernos. •

Mitos y verdades de los transgénicos

1. ¿Están asociadas a multinacionales? NO. Aunque las primeras semillas fueron hechas por multinacionales, ahora por ejemplo Argentina desarrolló una soya resistente a la sequía. Tecnología argentina hecha en Argentina, por argentinos, cuyo consumo y siembra está aprobado en Estados Unidos. Los argentinos van a exportar biotecnología.

2. ¿Produce cáncer? NO. No hay una relación entre el consumo de productos con semillas genéticamente modificadas y la aparición del cáncer, ni diabetes, ni sobrepeso. Por ejemplo, los índices de cáncer en poblaciones menonitas en Estados Unidos, que consumen sus productos genéticamente modificados, no han variado los últimos 20 años.

3. ¿Los premios Nobel están a favor de los OGM (transgénicos)?: SÍ. Hasta ahora 124 premios Nobel se adhirieron a favor del consumo de productos de semillas genéticamente modificadas. En el mundo, hay 280 academias e instituciones científicas que también las avalan.

4. ¿El herbicida glifosato es dañino y se relaciona exclusivamente con los OGM?: NO. Aunque la soya o cualquier cultivo necesita herbicidas o agroquímicos, el glifosato se utiliza en cultivos con semillas genéticamente modificadas o no. Italia, Francia o Alemania, que se oponen a los transgénicos, admiten el uso de glifosato en sus cultivos. La cantidad de glifosato que se utiliza en un cultivo con semilla genéticamente modificada es mínima.

5. ¿Las semillas tienen que ser constantemente renovadas para producir con la misma fuerza y vigor?: SI. Sucede lo mismo con cualquier otra semilla no necesariamente genéticamente modificada.

6. ¿Comer alimentos con semilla genéticamente modificada es más garantizado?: SÍ. Por ejemplo es preferible consumir productos de maíz genéticamente modificados que están libres de ataques de toxinas por insectos en mazorcas sin protección.

7. ¿Los productos con OGM pueden ser más económicos?: SÍ. Se producen a un nivel masivo y gastan menos en agroquímicos.

Positiva experiencia en Bangladesh con las berenjenas transgénicas

La biotecnóloga Cecilia González compara Bangladesh con Bolivia, no solo porque sus economías son pobres sino porque el tamaño de su tierras de sus tierras, en parcelas, es muy parecido a los de los valles interandinos de Bolivia.

Indica que un total de 600 productores empezaron a cultivar berenjena genéticamente modificada. Después de cuatro años, los beneficiarios son 6.000 y en este 2017 comenzarán a producir papa genéticamente modificada.

Fue la Ministra de Agricultura de ese entonces quien vio práctico introducir la berenjena genéticamente modificada en el agro porque su población padecía hambre, pobreza y su producción estaba altamente contaminada por el uso excesivo de pesticidas.

En India desarrollaron la berenjena genéticamente modificada con especialistas de la Universidad de Cornell y el Instituto de Biotecnología de la India; sin embargo, su Gobierno la rechazó. Fue entonces que Bangladesh dijo 'sí', ofreció su infraestructura y ahora tiene los derechos de productor de esa semilla.

“Bangladesh tiene una economía más pobre que la nuestra, pero sus productores están mucho más felices con una berenjena que produce tres veces al año: no tienen que usar tantos agroquímicos, contaminan menos y sus familiaS comen sus productos”, dice González.

Concluye que Bangladesh es una muestra clara de lo que significa trabajar esta tecnología inteligentemente sin depender de transnacionales, como se cree.

“Lo han hecho ellos mismos, en casa”, finaliza.

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