Tuesday, March 12, 2013

Miguel Salek Es especialista en efectos visuales. Ha realizado trabajos para importantes filmes de Hollywood

Una pasión y una especialización
Además de los efectos visuales, Miguel se ha especializado en el manejo y armado de los octocopters, que se utilizan para realizar filmaciones y fotografías desde el aire

Miguel Salek cuenta que cuando era muy joven todas las conversaciones acerca de sus planes para el futuro terminaban en una misma expresión: “¡Vos estás loco!”. Lo que detonaba esa reacción en sus interlocutores era su empeño en querer dedicarse al mundo del cine, pero no a dirigir ni producir películas, lo que a él siempre le interesó era crear efectos especiales.

Fue por eso que cuando surgió la oportunidad de viajar a Estados Unidos vio la ocasión de alcanzar su sueño y trabajó e hizo todo lo posible para conseguirlo. Hoy, Miguel es especialista en efectos visuales y ha trabajado en películas como Spiderman 3, la última parte de la saga de Harry Potter, Iron Man, Los Vengadores, entre otras; además ha sido responsable de realizar efectos especiales para publicidades de importantes empresas como Coca Cola y no da abasto para responder a todos los requerimientos que actualmente recibe.

Miguel estuvo días atrás en Santa Cruz de la Sierra. Regresó después de más de seis años y no solo vino a rencontrarse con su familia, sino también con un proyecto que pretende implementar en el país para que otros chicos puedan cumplir su sueño de trabajar en el mundo del audiovisual

Una locura
Actualmente Miguel tiene 29 años y en junio cumplirá 30. Relata que desde niño siempre le gustaron las computadoras y el cine. “Cuando tenía 10 años era muy difícil tener Internet en casa y la economía familiar no era muy buena, porque no vengo de una familia que lo tiene todo. Entonces iba de café internet en café internet. Mientras otros jugaban yo prefería investigar en la red. Tampoco fui un estudiante sobresaliente. No era malo, pero tampoco era un chico que tenía muchos amigos, ni muchas distracciones, así que era fácil para mí enfocarme en lo que me interesaba”.

Junto a su afición por las computadoras estaba el cine. “Cuando empecé a tener información de que no existían los dinosaurios y que la gente no moría en las películas fue que empecé a preguntarme cómo es que se hacían y sucedía todo eso en la pantalla. Desde entonces mi interés se dirigió no tanto a la historia, sino a los efectos especiales”, cuenta Miguel, que a medida que pasaban los años se convencía más de que quería aprender y dedicarse a realizar ese trabajo, pero para muchas personas era una locura. “Cualquier conversación seria terminaba cuando me preguntaban cuál era mi plan, cuál era mi meta para el futuro. Le contaba lo que quería hacer y me cambiaban de tema o la conversación se ponía incómoda, porque me decían que estaba loco”

Miguel no les hizo caso y antes de viajar a Estados Unidos ya lo tenía decidido, y justo antes de eso vio la película El día después de mañana, y terminó por convencerse. “La vi y dije: ‘Ok, no se cómo hacen esos efectos, pero quiero aprender a realizarlos’. Lo curioso es que años después fui a la compañía que hizo esas animaciones y empezaron a mostrarme cómo las hicieron. Yo estaba por decirles que ellos habían sido una de mis principales inspiraciones, pero antes de que diga algo me dijeron que desde hacía años que seguían mi trabajo y que les gustaba, entonces solo les agradecí. Justo cuando yo iba a alabarlos, ellos lo hicieron conmigo”, dice sonriente.

Inicios
Miguel llegó a Nueva York donde una tía y empezó a ganarse la vida con trabajos temporales en restaurantes de comida rápida. Logró reunir el dinero suficiente para comprarse una computadora y durante un año se dedicó a lograr su objetivo. Nada de fiestas ni perder el tiempo en otras diversiones. Estaba decidido a sacrificarse por lograr su meta. El tiempo libre lo dedicaba a aprender animación en 3D y otros programas para realizar efectos visuales. Cuando sintió que sabía lo suficiente hizo un demo de casi tres minutos con el proyecto de una publicidad y lo empezó a mandar a distintas compañías que trabajaban en el sector. Abajo indicaba que podía trabajar gratis e incluso algunas que más le interesaban les sugería que podía inventarles una forma en las que él les pagaría. Empezó a realizar pequeños trabajos, pero fue a fines de 2006 que le llegó su gran oportunidad, ya que la división de efectos especiales de la empresa Sony (Pictures Imageworks) lo llamó porque tenían dos proyectos paralelos que iban a empezar: uno era I,m a legend y y el otro Spiderman 3. Él junto a cerca de 40 personas trabajó en los efectos especiales de la tercera parte de Spiderman en Los Ángeles. “Empezamos y fue increíble el aprendizaje. Cerca del final falló uno de los encargados de los grupos y me ofrecieron que me hiciera cargo y desde esa vez fui subiendo de puesto y ahora, con los años, ya soy lo que se llama en inglés un Effects Technical Director”, cuenta Miguel, que ya tiene una larga lista de participaciones en filmes en los que se ha especializado en crear explosiones y situaciones de destrucción. También dentro de la publicidad ha realizado diversos trabajos, pero fue su trabajo en Star War old republic, para Cartoon Network, lo que le valió un premio Emmy. “Es un poco irónico, porque en esa producción hice muy poco, porque fui uno de los cuatro encargados de los efectos visuales, mientras que en Iron Man 2 trabajé día y noche y los reconocimientos se los llevaron los que estaban en cargos más altos, pero este negocio es así”, afirma Miguel, que actualmente trabaja para la empresa Psyop Inc., que tiene su sede en Nueva York, donde ya ha fijado su residencia y donde ha formado su hogar. Su esposa trabaja en la misma compañía. “Ella en realidad es mi jefa y la ventaja es que ahora puedo llegar más tarde al trabajo”, bromea.

Proyecto
Miguel regresó a Bolivia por una semana, pero pretende retornar muy pronto, porque quiere empezar a trabajar con gente del país, pero pensando en el mercado estadounidense, donde asegura que han aceptado que no les interesa de donde venga el trabajo, sino que esté bien hecho. Además como es una industria tan grande siempre les hace falta gente.

“Mi plan es realizar algún tipo de concurso y con los ganadores del certamen y los que vea con mejores condiciones formar un equipo y entrenarlos para realizar trabajos para el cine o la publicidad”, explica Miguel, que insiste en que la mano de obra para este tipo de trabajos siempre es escasa y que los requerimientos técnicos para realizarlos no son inaccesibles en Bolivia. “Mucha gente no me cree y dicen que yo he llegado a trabajar en esas producciones importantes porque he tenido suerte y no es así. Ha sido el fruto de muchos años de trabajo y cuando les he contado de mi proyecto han dicho que estoy loco, porque dicen que aquí no existen las condiciones. Ya extrañaba que me dijeran loco”, dice irónico y sonriente.


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