Sunday, June 23, 2013

Jennifer Salinas: “El boxeo fue mi terapia, pero también un problema”

Su tierra la llama. “En Santa Cruz se valora más a la familia”, dice. Jennifer Salinas es una mezcla de rudeza y feminidad. Su disciplina se ve reflejada en todo, hasta para el modelaje, si no observalo en sus fotos. Es una mujer bella, que atrapa cuando cuenta sobre sus pasiones, el boxeo y su familia. Lidiar con los quehaceres de su casa y prepararse para sus peleas son las actividades que ocupan su tiempo.
A pesar de que su belleza fue un obstáculo porque la veían como una cara bonita, salió airosa en un deporte dominado por varones. “En el boxeo hay una gran mayoría de lesbianas y me tocó decir rápidamente que me gustan los hombres y que soy casada”, afirma.

¿Te considerás una mujer ruda?
Cuando tengo que serlo sí. Soy muy paciente y amorosa, tengo un buen corazón, pero en el momento que siento que me están queriendo ver la cara de boba reacciono de otra manera y me sale lo rudo (risas).

¿Fue difícil conseguir pareja siendo boxeadora?
Con mi esposo llevamos 13 años. Él me conoció en mis inicios en el boxeo y estuvo presente en todas mis peleas amateur. Este deporte es mi estilo de vida, pero todo en el margen del respeto. A veces la gente se burla, creyendo que en mis momentos de enojo pueda pegarle a él, pero no es así. Entre nosotros siempre ha existido el respeto.
Siendo el boxeo un deporte masculino, ¿será que la mujer pierde su feminidad?
En EEUU hay una gran mayoría que es lesbiana. Recuerdo que me tocó pelear con una contrincante que era como un hombre. De solo verla me daba la impresión de que me iba a matar, pero gané la pelea. Una vez estábamos en el camerino y me invitó a bailar. Fue una situación graciosa. Rápidamente le dije que me gustaban lo hombres y que soy casada.

¿Cómo mantenés tu lado femenino?
Tengo dos mundos, el del cuadrilátero y el de fuera de él. Cuando me pongo los guantes soy otra. Mi forma de caminar, actuar y hablar son diferentes. Podría decirse que soy masculina. Fuera del ring trato de comportarme más femenina (risas), me toca cruzar las piernas.
Dejando de lado los puños para hablar de tu relación con tu esposo. ¿Cómo fue que se conocieron?
Lo conocí entrenando y yo tomé la iniciativa. Él iba al mismo gimnasio y allí todos los ‘pelaos’ me miraban, menos él. Un día decidí enviarle un mensaje con un muchachito... y luego de 13 años estamos juntos, pero hace como cinco que nos casamos.

¿Cómo fue para vos casarte teniendo una experiencia cercana de divorcio?
Fue muy difícil llegar a firmar (el acta) y ser una mujer casada. Tenía miedo de que las cosas no funcionen y tener que pasar por un divorcio (como lo pasaron sus padres). Antes mi relación con él no era muy estable por el boxeo. A veces me pongo a pensar que es como si le fuera infiel por el tiempo y la pasión que le dedico, pero ahora somos uno solo. Viaja conmigo a todas partes.

¿Sos vanidosa?
No acudo mucho a los salones de belleza, pero si me invitan a algún lugar me gusta arreglarme y explotar el lado femenino. Soy muy mujercita cuando tengo que serlo y también bien ‘marimacho’.

¿Tenés un estilo a la hora de vestir?
No, pero si tengo que usar algo opto por los colores oscuros. Me gusta el animal print y el cuero; tengo colección de ropa deportiva.

¿Frecuentás seguido a tus amigas?
No, porque no tengo tiempo. Las únicas amigas que tengo son las que conocí para entrenarlas.

¿Cómo separás tu rol de madre, esposa e hija?
No puedo separarlo, es una mezcla con la que vivo el día a día, más bien trato de balancear todo. Mi familia es mi equipo. Definitivamente, pensándolo bien, no puedo separar las cosas. Mi esposo y mis hijos me acompañan al gimnasio.

¿Cómo fueron tus primeros pininos en el boxeo?
Mi agresividad y las constantes peleas en el colegio fueron lo que me llevaron a este deporte. La verdad es que era una niña muy rebelde y me animé a hacerlo como deporte.
Antes de ser boxeadora practicaba natación (cuando vivía en Santa Cruz) y me iba muy bien. Pero cuando me fui a vivir a EEUU me encontraba sin familia y era rebelde. Empezar de cero con la natación no fue mi alternativa y me daba flojera integrarme a un equipo nuevo. Pero el día menos esperado me dejé seducir por el boxeo y no me importó ofrecer las entradas puerta a puerta para ganar algo de plata.
He pasado por humillaciones y muchas veces he tenido que tragar mi orgullo.

¿Cuáles han sido las peleas más duras?
¿La pelea más dura en mi vida…? Eh… que mi padre era muy estricto, un poquito exagerado para mi gusto, y el matrimonio de mis padres. Desde un principio fue negativo; mi hermano y yo lo vivimos, resultó ser algo duro.

No tengo por qué esconder el abuso sexual que tuve desde pequeña. Imaginate... tratar de salir adelante y avanzar sin la terapia adecuada por las cosas que me pasaron. Esa sí que fue una pelea muy dura porque no sabía cómo me pasó y al tener hijos y verlos en la edad que me sucedió me daba rabia. Mi única terapia fue el boxeo, pero también un problema.
Durante el tiempo que estuviste acá, ¿cuáles son los recuerdos que tenés de Bolivia?

La familia. Había muchas cenas y cumpleaños. Algo que en EEUU no tengo porque toda mi familia está en Bolivia. Extraño estar en la mesa con la familia y jugar con mis primos, que son esas cosas en las que se siente mucho calor humano.

Cuando te fuiste a EEUU, ¿cómo fue el cambio de residencia?
Fue muy brusco, porque no hablaba el idioma y mis padres se estaban divorciando.

¿Cuál es la diferencia que ves entre la sociedad boliviana y la estadounidense?
Allá la vida es muy rutinaria, muy mecánica. Si no tenés auto, no sos nadie. No quiero insultar la cultura americana, pero es muy robótica. Uno no disfruta mucho de la vida. Es del trabajo a la casa.
Trato de criar a mis hijos con mucho amor y disciplina. Preferiría vivir en Santa Cruz, porque aquí se valora mucho a la familia.

¿Te sentís más boliviana que estadounidense?
Boliviana, pero cuando me preguntan de esto, no entro mucho en detalle. Digo que soy nacida en EEUU, pero criada en Bolivia.
Salinas solo se dedica al boxeo, pero no vive de eso porque es un deporte poco remunerado. Cuando se siente desmotivada se imagina con el título en sus manos y abrazada a su familia.
A lo que te dedicás no es el oficio convencional, ¿qué dice tu familia sobre eso?
Mi madre siempre me apoya. Está pendiente de mis peleas. Cuando tengo peleas fuera del lugar de donde vivo se queda cuidando a mis hijos, confío plenamente en ella.

¿Cómo te estás preparando para obtener el título mundial?
Es muy duro. Estoy pensando en contratar a una niñera para que pueda enfocarme en mis entrenamientos

ACERCA DE ELLA

Boxeadora
De Padre Boliviano Y Madre Estadounidense 31 Años

Espontánea a morir
En su última visita a Santa Cruz no dudó en levantarse temprano e ir a trotar a la plaza 24 de Septiembre. “Todos me miraban como bicho raro. Solo me quedó saludarlos cordialmente y seguir haciendo lo mío”.

Orgullosa de sus raíces
Para el día de su pelea planea traer a sus cuatro hijos para que conozcan su país natal.


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